En una serie de ensayos a campo realizados por la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) durante 2022, la entidad analizó diferentes opciones de cultivos de servicios (CS) de gramíneas, leguminosas y crucíferas.
Allí se evaluó su comportamiento en lo relativo a producción y calidad de biomasa en distintos ambientes, consumo de agua, efectos del pastoreo, entre otras variables.
El informe también incluye datos para la toma de decisiones, como el ranking de variedades y dinámicas de crecimiento, para saber cuándo se alcanzan los picos de producción de biomasa en cada ambiente.
EL APORTE DE LOS CULTIVOS DE SERVICIOS
En el caso de los ambientes más húmedos –sur y oeste bonaerense, este de Entre Ríos y centro de Santa Fe-, las producciones de biomasa variaron entre 4.500 y 9.500 kilos de materia seca (MS) por hectárea.
“En estos ambientes se destacaron los cultivos de servicios de gramíneas con valores entre 7.000 y 14.000 kilos de MS, siendo avena y centeno las más productivas”, explica el informe.
Hacia sitios del norte de Santa Fe y Santiago del Estero, las producciones promediaron los 3.000 kilos de MS, con consumos de agua intermedios.
En estos ambientes, se destacaron las crucíferas como la carinata y las variedades de rábano como las más productivas y un trébol blanco que duplicó la producción de otras especies de gramíneas y crucíferas.
Los sitios secos en el centro de Córdoba, en tanto, fueron los menos productivos, con valores promedio de 700 kilos por hectárea de MS y consumos de agua muy bajos.
En este ambiente, las que mejor sortearon la falta de agua fueron las gramíneas, que aun así no superaron los 2.000 kilos.
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CALIDAD DE LA BIOMASA
Al momento de medir la calidad de la biomasa generada por los cultivos de servicios, estimada por su relación entre carbono y nitrógeno.
Esto es, cuanto más alta es esta relación, mayor es el aporte de carbono del CS y más lenta su descomposición, mientras que cuanto más baja, mayor es el aporte de nitrógeno y más rápida su descomposición.
“Entre los resultados se destaca el hecho de que las mezclas de CS fueron las que mostraron calidades más intermedias respecto de los CS puros”, destaca el ensayo.
Se vieron cambios en la calidad de la biomasa conforme avanzó el crecimiento de los cultivos, salvo en el caso de vicia. En ese caso, su calidad se mantuvo constante en el tiempo y no cambió tampoco con relación a la inoculación.
En las gramíneas,la relación entre carbono y nitrógeno se incrementó con el tiempo, aunque la fertilización de estas especies puede ser una opción para reducir esta relación.
“La incorporación de cultivos de servicios a nuestros sistemas nos llevó a adoptar rápidamente un puñado de especies que se adapten a nuestras condiciones y den buenos resultados. Hoy la propuesta es ampliar el plantel, dando a conocer más jugadores y sus capacidades”; subraya Aapresid.
RECOMENDACIONES DE CULTIVOS DE SERVICIOS
Entre las recomendadas están Crotalaria juncea y Lupinus albus, una opción para aportar nitrógeno biológico en ambientes secos.
Por su parte, Camelina sativa y Brassica carinata permiten descompactar suelos y aportar cobertura en ambientes complicados.
“La primera se adapta a diversas condiciones climáticas, consume poca agua y compite bien con malezas. La segunda, es otra buena competidora contra malezas por su gran volumen de biomasa que además se descompone rápidamente”, detallaron.
Por último, Brachiaria ruziziensis, una especie perenne de crecimiento estival, precoz, es apta para pastoreo y de alta producción de biomasa y puede usarse en siembras consociadas con maíz.
