“Hoy comienza una nueva era en Argentina”.
Esas fueron las primeras seis palabras del discurso que ofreció el presidente argentino, Javier Milei, al asumir el cargo, tras jurar y firmar el acta correspondiente en el Congreso de la Nación, donde fue acompañado por la vicepresidente, Victoria Villarruel; y fue recibido por la ex vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner; y el ex presidente, Alberto Fernández.
Fue un discurso en el que el líder de La Libertad Avanza (LLA) no esquivó a plantear el panorama en que está el país y ser sincero sobre lo que viene en los próximos meses: la palabra más repetida fue “ajuste” y aunque subrayó que lo hará “casi completamente” el sector público, dejó en claro que el corto plazo será “duro” para todos los argentinos.
EL DISCURSO DE JAVIER MILEI
La alocución de Milei se extendió por poco más de media hora y se centró fundamentalmente en la “herencia” que recibe del Gobierno saliente, que calificó como la peor de la historia, para justificar que “no hay alternativa al ajuste y al shock”.
En sus palabras no hubo referencias directas al sector agropecuario y agroindustrial, aunque también debe decirse que no hizo alusión tampoco a otros sectores de la economía, ya que en todo momento el diagnóstico fue trazado de manera general.
Como se mencionó, Milei comenzó con la referencia a que “hoy comienza una nueva era en Argentina”, en la que “damos por terminada una larga y triste historia de decadencia”, porque el país votó “una voluntad de cambio que ya no tiene retorno”.
“Hoy enterramos décadas de fracasos, peleas intestinas y disputas sin sentido, que nos dejaron en la ruina. Comienza una era de paz y prosperidad, de crecimiento y desarrollo, de libertad y progreso”, sentenció.
EL LIBERALISMO Y EL “MURO DE BERLÍN” ARGENTINO
Milei formuló un repaso histórico que comenzó con la asamblea de 1816 en Tucumán donde “los congresales decidieron abrazar las ideas de la libertad”.
Luego, destacó la Constitución de corte liberal sancionada en 1853, diseñada por Juan Bautista Alberdi, y afirmó que fue la base para “la expansión económica más importante de la historia”, en la que “un país de bárbaros” con las guerras internas pasó a ser “la primera potencia mundial y el faro de luz de occidente”.
“Nuestras costas recibían a millones de inmigrantes, en búsqueda de un horizonte de progreso”, resaltó, pero lamentó que a partir del Siglo XX los dirigentes políticos “decidieron abandonar las ideas que nos hicieron ricos y abrazaron las ideas del colectivismo”, de manera que “durante más de 100 años insistieron en defender un modelo que lo único que genera es estancamiento, pobreza y miseria; que los ciudadanos estemos para servir a la política y no la política a los ciudadanos”.
Para Milei, ese modelo fracasó en todo el mundo, pero en especial en Argentina. Y allí formuló una arriesgada metáfora: dijo que “como la caída del muro de Berlín, estas elecciones marcan un punto de quiebre en nuestra historia”.
UNA INFLACIÓN “PLANTADA” DEL 15.000%
Fue en este punto que hizo la transición hacia el presente y dijo que iba a ser “muy claro”, al sostener que “ningún gobierno recibió una herencia peor” que la que él está recibiendo.
En concreto, enumeró que los déficits gemelos –comercial y fiscal– alcanzan un 17% del Producto Bruto Interno (PBI), de los cuales el 15% se explican por el rojo del Tesoro (5%) y los pasivos remunerados del Banco Central (10%).
Por eso, “la solución implica un ajuste fiscal del sector público de 5 puntos al PBI, que caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado”, enfatizó.
Como parámetro, subrayó que aun cuando de repente el BCRA dejara de emitir abruptamente, “seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente, porque haber emitido por 20 puntos del PBI no es gratis, lo vamos a pagar con inflación”.
Al respecto, eligió dos referencias históricas para reflejar el panorama complicado que continuará y se profundizará en materia de precios:
- El sobrante de dinero en la economía es del doble en relación al que había previo al “Rodrigazo”, oportunidad en la que la tasa de inflación se multiplicó por 12, lo que significa que de una tasa de inflación consolidad actual del 300%, se podría pasar a una del 3.600%.
- Los pasivos del Banco Central son peores que los que había meses antes de que comenzara la hiperinflación durante la presidencia de Ricardo Alfonsín y equivalen, a valores de hoy, a una inflación del 15.000% anual.
“El kirchnerismo nos deja una inflación plantada del 15.000% anual, que vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla. Es un número que parece un disparate, pero implica una inflación del 52% mensual, y hoy mismo ya está viajando del 20 al 40% mensual, que es lo previsto entre diciembre y febrero. Nuestra máxima prioridad es hacer todo lo posible para evitar semejante catástrofe”, subrayó Milei.
AJUSTE Y SHOCK
En este marco, fue la primera vez que el nuevo Presidente repitió una frase que volvería a usar al menos otras cinco veces en su discurso: “No hay solución alternativa al ajuste”, ratificó.
A los problemas mencionados, sumó las tarifas retrasadas, la brecha cambiaria también peor a la que había previo al “Rodrigazo”, la deuda con importadores que asciende a U$S 30.000 millones, las utilidades retenidas a multinacionales que suman U$S 10.000 millones, los pasivos del BCRA e YPF que adicionan U$S 25.000 millones, y otros U$S 30.000 millones de acreencias del Gobierno.
“La bomba en términos de deuda son U$S 100.000 millones más los U$S 420.000 millones ya existentes. Los vencimientos de deuda de este año, en pesos, equivalen a U$S 90.000 millones y hay U$S 25.000 millones con organismos multilaterales de crédito. Todo esto con mercados financieros cerrados y acuerdos incumplidos con el FMI”, enumeró Milei.
También sostuvo que la economía hace desde 2011 no crece, con un empleo formal privado estancado en 6 millones de puestos, y un empleo informal que lo supera, por lo que “no puede sorprender a nadie que el salario se haya destruido”, ahondó el mandario.
“Nos han arruinado la vida, nos hicieron caer por 10 veces nuestros salarios. Tampoco nos puede sorprender que el populismo nos deje 45% de pobres y 10% de indigentes”, remarcó.
Aquí aprovechó para insistir en que no hay alternativa posible al ajuste, pero sumó como otro factor inevitable una política de “shock”.
“Debe quedar claro que no hay alternativa posible al ajuste, pero tampoco hay lugar a la discusión de shock o gradualismo. Los empresarios no invertirán hasta que vean el ajuste fiscal. Para hacer gradualismo es necesario que haya financiamiento, pero tengo que decírselos de nuevo: no hay plata. No hay alternativa al ajuste y al shock. Y eso impactará de modo negativo en el salario, el empleo, la cantidad de pobres e indigentes”, se sinceró.
LA ESTANFLACIÓN, EL “ÚLTIMO MAL TRAGO”
En este terreno de decir la verdad sin tapujos, Milei admitió también que los próximos meses serán de estanflación –estancamiento con inflación–, pero recordó que “no es algo distinto a lo que pasó en los últimos 12 años, en los que el PBI per cápita cayó 15%, en un contexto en que acumulamos 5.000% de inflación”.
“Hace más de una década que el país sufre estanflación. Ahora es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina. Habrá luz al final del camino”, intentó llevar esperanza Milei en su discurso realizado en las afueras del Congreso –por primera vez, un presidente no le habló a los legisladores sino a la gente– y transmitido por cadena nacional.
Bajo este panorama, reconoció también que el corto plazo “será duro”, pero repitió que “la única forma de salir de la pobreza es con más libertad”.
Fuera de la economía, habló de acabar con el “baño de sangre” que es la Argentina a través de un programa de seguridad en el que “el que las hace, las paga”; lamentó los bajos niveles educativos de los jóvenes, el sistema de salud colapsado y una infraestructura destrozada, con solo 16% de las rutas argentinas asfaltadas.
“En todas las esferas, miren donde miren, la situación de argentina es de emergencia. No tenemos alternativas ni tiempo, no hay margen para discusiones estériles, nos dejan al borde de la crisis más profunda de nuestra historia. En las próximas semanas tendremos que tomar duras decisiones, pero no tenemos otra posibilidad, para acabar con 100 años de despilfarro de la clase política, aun cuando en el principio sea duro”, insistió.
Y graficó: “En el corto plazo la situación empeorará, luego veremos el fruto de nuestro esfuerzo, habiendo creado las bases de un crecimiento sólido en el tiempo. No todo está perdido, 100 años de fracasos no se deshacen en un día, pero un día empiezan, y hoy es ese día”.