Para augurar esperanzas de una recuperación productiva en el campo argentino, habrá que esperar definitivamente al desarrollo de los cultivos gruesos; porque en el caso del trigo, los datos que surgen semana a semana son incluso peores a los que se preveían.
Sendos informes emitidos en las últimas horas por las Bolsas de Cereales de Córdoba y de Comercio de Rosario confirman que las lluvias llegaron muy tarde para el cereal, por lo que las proyecciones son pesimistas.
EL TRIGO EN CÓRDOBA
En base a datos de su red de colaboradores, el Departamento de Información Agronómica de la entidad bursátil cordobesa realizó su primera estimación de producción provincial de trigo, con un volumen de 957.000 toneladas.
Significa un 8% menos que la pésima campaña pasada, un 64% por debajo del promedio histórico y la peor cifra en 14 años: hay que remontarse a la sequía 2009/10, con apenas 300.000 toneladas, para encontrar un valor más bajo.
“Con un avance de cosecha del 3%, el rendimiento promedio sería de 16 quintales por hectárea, lo que representa una merma del 38% si se compara con el rinde histórico en la provincia”, precisó la Bolsa mediterránea.
Se parte además de una superficie sembrada de 782.300 hectáreas, un 24% menos que el ciclo pasado; y de las que se cosecharían solo unas 600.000, un 11% por debajo de un año atrás.
“Esta tendencia negativa en las variables productivas respecto a campañas anteriores refleja el contexto de estrés térmico por temperaturas extremas, e hídrico por escasez de precipitaciones y bajas reservas de agua en el perfil, bajo las cuales el cultivo atravesó gran parte de su ciclo, principalmente el período crítico”, indicaron desde la Bolsa de Córdoba.
#Cultivos 📍Córdoba -Primera estimación de producción de trigo🌾2023/24
Avance de cosecha del 3 %
Rendimiento promedio sería de 16,0 qq/ha
Producción alcanzaría 957 mil toneladas, ⬇️64% inferior al promedio histórico.💻 Más info: https://t.co/881dejULXY pic.twitter.com/txAAVf7Esv
— Bolsa de Cereales de Córdoba (@BCCBA) November 9, 2023
Y agregaron: “Hacia finales de octubre, gran parte de los lotes del cereal se encontraba iniciando el llenado de granos y la mayor proporción de la superficie triguera se hallaba en regular y malas condiciones generales”.
Un dato elocuente es que el 11% de los lotes terminarían siendo destinados solo a cobertura y, como se mencionó, un 14% de las hectáreas que iban a ser destinadas a grano se perdieron.
LA ZONA NÚCLEO, TAMBIÉN NEGATIVA PARA EL TRIGO
Por su parte, luego de haber publicado su informe mensual nacional, la Bolsa rosarina dio a conocer su reporte semanal para la zona núcleo en el que también hizo foco en los malos datos que están arrojando las primeras cosechadoras circulando por la región.
Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, el ciclo triguero “llega su final con malos números, “mejores que el desastre del año pasado, pero muy lejos de lo que se esperaba a la siembra”.
En concreto, de las 3,8 millones de toneladas inicialmente previstas, finalmente se terminarían cosechando solo 2,44 millones.
El primer dato negativo es que la siembra cerró en un millón de hectáreas, lo que implica la superficie más baja en ocho años.
“Al inicio de la siembra, la necesidad financiera del sector tras la sequía obligaba a muchos a sembrar el cereal aún sin disponer del agua mínima requerida en los suelos (hacia fines de abril el 80% de los suelos de la región estaban entre sequía y escasez hídrica). Se esperaba alcanzar un rinde normal, esperando una rápida recargas en setiembre, pero no sucedió”, menciona el informe.
Y agrega: “Sí hubo lluvias a fines de mayo que recargaron de humedad a la mitad este de la región. Y allí, pudo concretarse la siembra de todo lo intencionado e incluso sumar algunos lotes más en esa franja. Sin embargo, el otoño dejo un déficit de 50 a 85 milímetros en el oeste, quedando 100.000 hectáreas afuera de los planes de siembra. De esta manera, el área de trigo cerró con un 23% menos de área que el año pasado”.
El problema adicional es que las lluvias importantes recién empezaron a producirse después del 20 de octubre, a la vez que las heladas llegaron en momentos sensibles y siguieron empeorando al cereal.
De esta manera, la GEA calcula un rinde promedio de 27 quintales por hectárea para la región, cuando se esperaba alcanzar casi 39 quintales. Se trata del segundo peor rinde triguero después del desastre del año pasado.
Y en términos históricos, el trigo 2023/24 dejará un rinde un 31% inferior al promedio de los últimos 5 años (39 qq/ha).
“Situando estos datos en la reciente línea histórica triguera, se observa que, si bien hoy la producción muestra una recuperación respecto al año anterior, hay una caída del 50% respecto al promedio producido en las anteriores 7 campañas”.