Las lluvias ocurridas en las últimas semanas en general han significado una buena noticia para el campo argentino, aunque la realidad es que no arribaron en el momento que se esperaban y, por eso, se terminaron de desinflar las grandes expectativas que había para que la cosecha de trigo marcara el inicio de la recuperación productiva.
Lejos de eso, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) confirmó este miércoles lo que ya había advertido la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el jueves pasado: las precipitaciones llegaron tarde para el cereal y, por eso, las proyecciones de producción siguen cayendo.
En su informe mensual nacional, la GEA ubicó ahora la cosecha 2023/24 de trigo en 13,5 millones de toneladas, 800.000 menos que el mes pasado y muy lejos de las más de 17 millones que se esperaba cuando comenzó la campaña.
El cálculo contempla una superficie final sembrada de 5,5 millones de hectáreas, de las que se perdieron de entrada 390.000, por lo que se cosecharían apenas unas 5,1 millones.
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EL TRIGO SIGUE SUFRIENDO POR EL CLIMA
Así, de confirmarse ahora esta cifra, significaría superar por apenas 1,7 millones de toneladas o 14% las 11,8 millones de toneladas de la campaña anterior, que fue una de las peores de las que se tenga registro en materia de productividad.
De hecho, los volúmenes de la última temporada y de la actual se asemejan a los que hubo entre 2012 y 2016, cuando la superficie sembrada con trigo era de apenas entre 3,5 y 4 millones de hectáreas.
“A pesar de que se ajustó la estimación de área sembrada (en Córdoba) en 100.000 hectáreas, los rindes fueron golpeados. La sequía que siguió vigente en gran parte de las zonas productivas de Argentina hasta el 20 de octubre”, señaló la GEA.
Y agregó también que “el efecto de las heladas tardías y los posibles efectos de enfermedades fúngicas tras las lluvias mantienen un alto nivel de incertidumbre sobre el resultado de la actual campaña”.
Así es que “a pesar de que se hizo todo para que el potencial triguero supere los 17 millones de toneladas, guarismo que se hubiese alcanzado bajo un escenario de clima normal, la continuidad de condiciones de sequía, que se prolongó por casi 3 años y 10 meses, no permitió la recuperación del trigo”.
EL PANORAMA DEL TRIGO, POR REGIONES
Según la Bolsa Rosarina, hasta ahora se han cosechado unas 550.000 hectáreas de trigo, lo que significa un 10% de avance, y el rendimiento estimado se redujo de 28,3 quintales por hectárea a 26,4.
“El impacto no es mayor porque en la provincia de Buenos Aires el panorama es mucho mejor, conteniendo el golpe productivo”, menciona el reporte.
Por el contrario, hay fuertes caídas en Santa Fe y Córdoba, y con el avance de cosecha, se confirman los bajos rindes en Chaco y Santiago del Estero.
- Buenos Aires: en el bastión triguero del sudeste los rindes se muestran muy firmes, apuntando a un rango que va de 40 a 60 qq/ha. Pero los técnicos advierten por la explosividad que están mostrando las enfermedades y temen por el efecto de la roya, mientras van haciendo tratamientos. En el centro y norte provincial hubo una recuperación pluvial, pudiendo obtenerse mejores rindes. Lamentablemente, el oeste bonaerense sigue necesitando de muchos milímetros.
- Santa Fe: hubo, para fines de mayo, muy buenos acumulados de lluvias que incentivaron la siembra (se llegó a sembrar apenas un 1% más). Sin embargo, en el total de la provincia, excepto el extremo sur, la falta de agua afectó mucho al cereal. El rinde de la provincia santafesina se ajustó de casi 29 qq/ha a solo 21,7. Así, resigna una producción de 740.000 toneladas.
- Córdoba: se sumaron 100.000 hectáreas al área de siembra, pero el ajuste de rinde es significativo: pasa de 22,3 qq/ha a 18,5.
- Chaco y Santiago del Estero: la cosecha muestra promedios provinciales en torno a solo 10 qq/ha.