La campaña de soja 2023/24 busca revancha, después de un ciclo marcado por la sequía en donde la cosecha sufrió un fuerte desplome.
En este contexto, una de las herramientas que permitirá sostener el nivel de rindes será el uso de fertilizantes, que de acuerdo a estimaciones privadas se mantendrá en niveles similares al año pasado.
En el marco de una jornada organizada por la asociación civil Fertilizar, la entidad presentó las perspectivas para el nuevo ciclo de la oleaginosa.
En este punto, remarcaron la necesidad de incrementar la aplicación de nutrientes, tanto para mejorar rindes como recuperar el nivel de calidad de los suelos.
FERTILIZANTES EN SOJA
Martín Díaz Zorita, asesor técnico de la entidad, analizó cual es el margen de rentabilidad que genera la reposición eficiente de nutrientes.
“Cuando se aplican planteos de nutrición combinando dosis adecuadas de fertilizantes con fósforo y aportes suficientes de azufre y, en algunas regiones también micronutrientes, los rendimientos alcanzados son hasta 20% superiores a los frecuentes”, explicó.
Otro conclusión de la jornada fue que la mayor parte de los fertilizantes aplicados en soja se concentra principalmente sobre cultivos en siembra de primera.
Pero más allá de ese dato, destacaron que las mejoras de fertilizar adecuadamente el cultivo se observan también en los de segunda.
RENTABILIDAD FAVORABLE
Para la nueva campaña, el escenario para la aplicación de fertilizantes se presenta complejo para la soja.
Como punto de partida, los despachos de insumos en los primeros nueve meses del año cayeron un 5,6% interanual y se ubican un 25% por debajo de los niveles récord de 2021.
Pero no todo está perdido. “La demanda de producto va acompañando la recuperación de humedad en el perfil de los suelos a medida que se concretan las precipitaciones”, remarcó María Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de Fertilizar.
En este contexto, anticipo que el uso de fertilizantes se ubicará en niveles similares a 2022, cuando el consumoa nivel nacional llegó a 4,76 millones de toneladas.
El margen bruto de estas prácticas arroja números favorables para los productores.
González Sanjuan afirmó que el margen bruto del cultivo es levemente mejor respecto a maíz y girasol, aún en campos alquilados. “La soja tiene un margen bruto de 535 dólares y en una secuencia con trigo, es de 492 dólares”, calculó.
Al momento de medir la relación entre insumo y producto, estimó que es más favorable que en 2021 y 2022, pero aún está por encima del promedio de los últimos ocho años.
RESULTADOS A CAMPO
Este buen desempeño se pudo demostrar a campo. “En la última campaña se registraron aumentos de hasta 10% de los rendimientos cuando cultivos de segunda recibieron adecuadas dosis de fósforo, aún en casos de correcto manejo de este nutriente para producir el trigo previo”, detalló Zorita.
Al momento de planear una estrategia de fertilización -tanto en soja de primera como de segunda- existen una serie de pautas a tener en cuenta.
Entre ellos, enumeró algunas como conocer el sitio de producción, estar atentos a los requerimientos de nitrógeno y no perder de vista las necesidades del cultivo en relación a fósforo, azufre y microelementos como el boro.