No son buenas las noticias que llegan para el trigo, y desde casi todos los puntos cardinales productivos: a excepción del sudeste bonaerense que hasta ahora ha seguido con un régimen pluviométrico favorable, en el resto del país la escasez de agua no para de generar problemas.
Esto sucede mientras ya comenzaron a reportarse las primeras cosechas: de manera muy anticipada, en paralelo al inicio de la primavera, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó sobre lotes recolectados en el NOA y el NEA.
¿Los resultados? Magros: apenas entre siete y 10 quintales por hectárea, respectivamente.
“Como consecuencia de las altas temperaturas en esas regiones, se acortó el ciclo del cereal, provocando que aquellos cuadros que estaban transitando el llenado de grano, se entregaran prematuramente”, indicó la entidad porteña.
En cuanto a los lotes que quedan en pie, las proyecciones son muy variables: de cinco a 30 quintales.
A pesar de la falta de precipitaciones durante la última semana, el 78 % del #trigo🌾 presenta una condición de cultivo entre Normal y Excelente.
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EL TRIGO, CON PROBLEMAS NACIONALES
El panorama no es menos preocupante para la gran parte de las zonas trigueras: según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las lluvias que tampoco llegaron en los últimos días ponen en situación de alerta a unas dos millones de hectáreas a nivel nacional.
“En condiciones regulares a malas hay casi 2 de los 5,4 millones de hectáreas implantadas con trigo en Argentina. En esas zonas ya hay signos de deterioro y estrés hídrico marcado. En otros casos el cultivo sigue en buenas condiciones, pero ‘está aguantando’, afirman los técnicos. Advierten también que sin lluvias en una o dos semanas más, la caída de sus posibilidades productivas será marcada y abrupta”, subraya la GEA
Según la entidad rosarina, se necesitan de mínima entre 20 y 50 milímetros para detener el deterioro del trigo y renovar expectativas, en lo productivo y en lo económico: el trigo era la esperanza de compensar parte de las fuertes pérdidas que dejó la sequía 2022/23.
“La incertidumbre de no contar con un trigo que deje margen positivo y, por lo tanto, un ingreso en diciembre para cumplir obligaciones y llegar a marzo, no deja dormir al productor que quedó fuera de los acumulados del primer fin de semana de setiembre”, indica el reporte.