Una cepa para ser utilizada como insumo de fertilizantes de alfalfa es la gran estrella hoy en día en los laboratorios de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Allí, en la ciudad de Esperanza, un grupo de científicos trabaja con el objetivo de lograr mayor productividad de las plantas y una disminución del daño ambiental.
Lo encabeza la Facultad de Ciencias Agrarias con financiamiento de “Capital Semilla”, un fondo de la UNL pensado para potenciar a sus grupos de investigación.
“Una herramienta biotecnológica para el desarrollo de inoculantes de alfalfa. Nuevas cepas de selección local”, es el lema con el que se conoce al proyecto. El mismo está dirigido por las doctoras María Antonieta Toniutti y Laura Viviana Fornasero.
Según manifestaron, buscan lograr mayor productividad y persistencia de la planta, como también una notable disminución del daño ambiental. “Los inoculantes son fertilizantes de base biológica, que se aplican en semillas o suelos”, indicó la UNL.
LA ALFALFA, UN CULTIVO CLAVE
Cabe recordar que la alfalfa es la pastura por excelencia en el país debido a su alto rendimiento de forraje y adaptabilidad a diversas condiciones. Actualmente se estima que se siembran más de 3,4 millones de hectáreas por año.
“El nitrógeno es un elemento fundamental para el desarrollo de las plantas y la formación de proteínas, pero es un nutriente limitado en los suelos agrícolas”, afirmó Toniutti.
Según manifestó, el alto requerimiento puede provocar una pérdida rápida y constante de la fertilidad nitrogenada del suelo “si no existe un sistema de reciclaje parcial del nitrógeno, unido a un eficiente método de fijación biológica de nitrógeno molecular”.
“La alfalfa no es una especie nativa, por esta razón los rizobios específicos no se encontraban presentes en nuestros suelos cuando se introdujo esta forrajera. La tecnología de inoculación tiene como finalidad incorporar rizobios altamente infectivos y eficientes en las leguminosas de interés agropecuario”, añadió la investigadora.
¿Cómo se logra ese proceso? Por asociación con rizobios específicos. Y cuando están ausentes o no son eficientes en los suelos, se procede a la inoculación.
CUATRO CEPAS PARA POTENCIAR LA ALFALFA
De este modo el grupo de investigación está evaluando el comportamiento de cuatro cepas de rizobios seleccionadas por su eficiencia en la fijación de nitrógeno en dos variedades de alfalfa.
“La idea es ampliar el estudio utilizando distintas variedades de alfalfa para lograr un consorcio de cepas de alta eficiencia simbiótica que permita mejorar la calidad del forraje e incrementar su producción forrajera”, detalló Toniutti.
VENTAJAS DE LA ALFALFA
Por otro lado, vale repasar también que se trata de un cultivo con tolerancia a condiciones extremas, destacada eficiencia simbiótica en condiciones controladas y mayor producción de materia seca en comparación con las plantas fertilizadas con nitrógeno
“Además, al abonar con alternativas a los métodos tradicionales se observa una notable disminución del daño ambiental causado por aplicación de agroquímicos”.
Y además destacan una “considerable reducción en los costos en la producción” de forrajes.