Un productor de cerdos de Polonia quiere un grano para alimentar sus animales con ciertas características, no un grano cualquiera.
Ese fue, a grandes rasgos, el ejemplo que utilizó Francisco García Mansilla, Responsable de Originación de la multinacional Viterra, para graficar los cambios que están ocurriendo en el mercado agrícola internacional y la necesidad de que Argentina se amolde a estos requerimientos para no quedarse “afuera” de esta tendencia.
“Estamos advirtiendo un cambio fuerte en la demanda. Hace 10 o 15 años una tonelada de soja se vendía 25 veces, ahora solo cuatro o cinco. La soja está entrando en un proceso de descomoditización”, subrayó García Mansilla en el panel “Sustentabilidad Agroalimentaria: del campo a la mesa, estrategias en la cadena de suministro”, durante el Congreso Aapresid 2023.
EL NUEVO MERCADO DE LA SOJA
Según el ejecutivo de Viterra, lo que está sucediendo es precisamente que el mercado ya no demanda un producto estándar, sino uno con muchas especificaciones.
“Eso nos obliga a aprender a trabajar de una manera distinta. Nosotros estamos dejando de ser compañías de trading tradicional, para ser de originación y distribución. Y es algo que también tiene que comprender el productor”, destacó García Mansilla.
¿A qué se refiere? “Cuando trabajamos con commodities, tu problema termina en la tranquera, y para el intermediario en el acopio o el puerto. Entregas el producto en condición cámara y listo. Ahora ya no puedo mirar solo mi metro cuadrado, el mercado al que estamos entrando no admite compartimentos estancos, nos obliga a pensar en el concepto de flujo”, contestó.
En concreto, afirmó que “hay un montón de información de lo que hace el productor que tiene que estar en el producto”, pero consideró que es algo imposible de resolver “si no se piensa a nivel ecosistémico, realmente del campo a la mesa”.
LA NECESIDAD DE MEDIR PARA INFORMAR
“Me preocupa mucho que no lo estemos viendo venir”, continuó, y advirtió como un problema adicional que no hay suficientes mediciones de cómo se produce en Argentina, de manera mucho más sustentable de lo que el mundo considera y que la mayoría de los otros grandes productores de alimentos.
Al respecto, ejemplificó: “Argentina emite 10 veces menos que lo que el resto del mundo cree que emite Argentina. El mundo dice que no producimos bien, nos adjudican valores por default, y eso pasa porque en Argentina nadie mide”.
En este marco insistió en que, para poder medir por ejemplo la huella de carbono, “el productor tiene que entender que es parte de un flujo, que su labor no termina en la tranquera”.
El problema, de todos modos, según su punto de vista es que el productor argentino es súper eficiente, pero la cadena completa no.
Citó en referencia a eso a Viterra, con una capacidad para moler 30.000 toneladas por día y una capacidad de descarga de 2.000 camiones, pero para que llegue la mercadería a destino hay caminos rurales y rutas destrozados, pocos trenes, un parque de camiones vetusto o “un paro sindical que transforma tu planta en un día en la más eficiente del mundo en la menos eficiente”.