La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) propuso que se dispongan incentivos fiscales para quienes firmen contratos de arrendamientos de larga duración, porque considera que es una buena herramienta para ganar sustentabilidad.
Aapresid recordó reportes recientes que alertan sobre un incremento en la cantidad de campos en los que se utilizó labranza, en desmedro de la siembra directa, lo que significa menor productividad, eficiencia y cuidado del ambiente, ya que se aumentan las emisiones de carbono.
En ese marco, la Asociación consideró a los contratos anuales como “uno de los enemigos de la sustentabilidad”.
ALQUILERES AGRÍCOLAS
Según el informe “No a la labranza” de Aapresid, el 60% de la superficie agrícola argentina está bajo un régimen de arrendamiento anual y “la falta de planificación debida a la incertidumbre que genera esta anualidad lleva en muchos casos a la ausencia de cultivos invernales o a implementar esquemas de baja reposición de nutrientes (hoy se repone solo el 38% de los nutrientes exportados en el país)”.
“A su vez, la concreción tardía de contratos hace que las empresas se encuentren lotes con infestaciones de malezas en estados avanzados, lo cual limita la efectividad de estrategias de control no mecánicas”, añadió.
En este marco, citó el caso de una empresa oriunda de Pergamino y socia de Aapresid, Man Agro, que produce el 100% bajo arrendamiento con renovación anual.
“Con labranza, tenemos un suelo incapaz de subsistir: y sin él, la vida es inviable”
CASO TESTIGO
“Con una estrategia de diversificación del riesgo climático como una de las claves de su modelo de negocios, Man Agro tiene presencia en 7 provincias y un esquema de contratos de alquiler de largo plazo con renovación económica anual, en los que logra una tasa de renovación del 95%”, subrayó Aapresid.
El secreto, según el CEO de Man Agro, Diego Sánchez Granel, es “trabajar los campos como si nos fuéramos a quedar toda la vida”.
“Aplicamos rotaciones, cultivos de cobertura, fertilización y mejoras como si fuera un campo propio. Sabemos que el rédito de estas inversiones está en el mediano plazo y no en el mismo año. Al invertir, la productividad mejora y baja la variación de rendimiento y esto nos da más capacidad de pago del arrendamiento que es lo que nos mantiene competitivos en el largo plazo”, agregó.
Otra de las claves está en la concientización de los dueños de la tierra. “Dedicamos muchas horas a cada negociación para que los propietarios conozcan los beneficios de prácticas como los cultivos de cobertura, la fertilización, rotaciones para cuidad su activo ‘tierra’. En problemáticas puntuales hemos sugerido y realizado mejoras como canales o curvas de nivel, labores financiadas por Man Agro contra saldo de arrendamiento”, explicó el CEO.
Sanchez Granel destacó además que, al momento de encarar un manejo sustentable, cobra peso el tipo de dueño de la tierra, y que si bien todos son rentistas, hizo una distinción entre ‘agricultores’ y ‘explotadores’.
“Hay dueños que tienen mente de agricultores, que por más que den a alquilar sus tierras por diferentes motivos, sufren cada problemática, como la falta de lluvias junto a nosotros, las entienden y viven. Pero hay otros que son estrictamente rentistas explotadores y no tienen ningún interés por la conservación del sistema y su activo tierra. Cuando detectamos este perfil, directamente rechazamos el campo ya que hace inviable aplicar nuestro modelo en el mediano y largo plazo. Creo que el productor que convalida estos modelos de explotación es víctima de su complicidad”, arremetió.
El “semáforo” de la sustentabilidad: los datos que reveló una encuesta de Aapresid
INCENTIVOS FISCALES
Bajo este panorama, el informe de Aapresid subraya que el suelo es un bien común de la ciudadanía argentina y que por tanto es clave que el Estado aliente el manejo sustentable, a través de por ejemplo, programas de reducción fiscal a dueños de campos que concreten contratos de más de 5 años, o implementación de planes de uso del suelo.
De todos modos, para Sanchez Granel, “más que meterse en los contratos de arrendamientos, el Estado debería incentivar, por ejemplo, a que los productores incluyan gramíneas en sus rotaciones, entendiendo que el único movimiento de suelo en que creemos, es el de las raíces”.
Para cerrar, afirmó que “el Estado es el principal culpable de la degradación de los suelos”, porque “su voracidad fiscal, empezando por las retenciones, Ingresos Brutos en alquileres y sistema de amortización de mejoras en el que no se puede amortizar por la inflación, son parte de lo que podrían cambiar para no forzar a ‘sojizar’ el modelo de producción argentino”.