Un equipo de investigación del INTA estudia nuevas estrategias de manejo del olivo, para hacer frente a las altas temperaturas y restricción hídrica en un contexto de alta variabilidad climática.
Buscan generar información clave para la toma de decisiones que permita sostener los rendimientos del cultivo y calidad del producto final. .
El trabajo se articuló en base a los efectos de dos estrategias de riego deficitario (RD sostenido y RD controlado), sobre parámetros vegetativos, fisiológicos y productivos.
En el primer caso, se aportó menos cantidad de agua de la necesidad teórica del cultivo del olivo durante todo su ciclo. En el controlado, se aplicó una menor cantidad de agua que la necesidad teórica del cultivo, en diferentes momentos del año, pero respetando sus periodos críticos.
Se evaluaron periódicamente los efectos de los distintos tratamientos de riego deficitario sobre parámetros vegetativos (volumen de copa, longitud de brindillas, diámetro del tronco), fisiológicos (potencial hídrico del tallo) y al finalizar la temporada, se determinó el rendimiento de la planta.
RESULTADOS
“Hasta el momento, observamos que los tratamientos deficitarios intermedios no registran una disminución marcada en el rendimiento con respecto al tratamiento control, con una ventaja comparativa en los costos de manejo”, explicaron.
Si bien los resultados son preliminares, aportan información de base sobre los requerimientos hídricos de los olivares superintensivos e intensivos.
Con estos resultados, los productores cuentan con herramientas para planificar estrategias de riego, orientadas a un uso más eficiente del agua, en un escenario de escasez hídrica.
En el #DíadelaOlivicultura, te acercamos información sobre nuestro banco de germoplasma de #olivo y el trabajo que realizamos para contribuir a la conservación y al estudio de este cultivo, uno de los motores productivos de la región de Cuyo. pic.twitter.com/6gJsRdtnZE
— INTA (@intaargentina) May 24, 2023
EL EFECTO DE LA TEMPERATURA
En el ensayo, también se evaluó el impacto de las temperaturas invernales más altas y la pluviometría más baja en el cultivo del olivo.
Para esto, se plantea la posibilidad de modificar prácticas de manejo en referencia al riego como alternativa para promover la salida del reposo de las yemas, con el fin último de mejorar la floración y la productividad del olivar.
“Una problemática que plantea el cultivo del olivo en la Argentina guarda relación con la adaptación de los cultivares introducidos, la mayor parte de origen europeo, a condiciones ambientales diferentes a las predominantes en países de la cuenca mediterránea”, señalaron desde el INTA.