Martín Díaz Sorita, docente de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam), es uno de los expertos más reconocidos del país en lo que respecta a nutrición de cultivos. Entre otras razones, ese reconocimiento reside en un aspecto clave: no tiene vueltas a la hora de plantear los problemas que se generan por no tomar buenas decisiones en el manejo agronómico.
En el marco del Simposio Fertilidad 2023, fue una de las voces que sobresalió, al llamar la atención sobre lo que considera falencias al momento de definir la aplicación de fertilizantes.
“En la Argentina es creciente el uso de fertilizantes, pero acompañando a la producción agropecuaria, manteniendo una estrategia moderadamente conservadora. Pero no por encima de las demandas. El nivel del uso de los fertilizantes no es excesivo y están muy lejos de la mejor aplicación recomendada por las tecnologías de fertilización disponibles”, alertó durante su disertación.
Y luego fue contundente al describir una realidad que considera negativa de la agricultura argentina: “Más del 80% de las decisiones de fertilización se toman copiando lo que hice el año pasado o lo que hacen los vecinos. Utilizamos técnicas de fertilización que tienen 10 años junto híbridos lanzados hace solo 2 años”.
Por eso, consideró que “hay mucho para mejorar”, porque “pocas decisiones se toman con datos ciertos del lote”. “Vamos rápido en adaptar los cultivos a regiones, pero la nutrición sigue esperando que los productores se actualicen con sus prácticas”, prosiguió.
DEL ANÁLISIS A LA PRESCRIPCIÓN
Según Díaz Sorita, difícilmente una estrategia pueda ser eficaz si no se parte de un análisis inicial de los suelos.
“El punto de partida sigue siendo el análisis de suelo, que solo abarca el 30% de los lotes. Mucho más que hace 10 años. Falta mucho, pero estamos mejor”, mencionó.
Pero continuó: “Cuando llevamos una muestra al laboratorio se homogeniza. Tenemos indicadores de suelo que predicen a dónde estamos; hay que priorizar los ambientes al tomar decisiones de fertilización”, propuso.
En ese punto, precisó que los indicadores de fertilidad ayudan a planificar. “El análisis interroga al suelo para saber cómo está y poder atenderlo”. Y explicó que, aunque la incorporación de fertilizantes del país es creciente, el esfuerzo que está haciendo el suelo, con sus propios nutrientes disponibles, también lo es.
“Cuando un cultivo delata que le falta algo, eso afecta el rendimiento y la producción”, insistió. Y recordó que los fertilizantes corrigen la oferta de nutrientes.
También calificó como un aspecto fundamental la oferta de agua: subrayó que hay que tener en cuenta el lugar correcto de aplicación, utilizando el agua de lluvia, que “nos tiene que acompañar cuando aplicamos el fertilizante en el suelo, lo que va a determinar momentos y decisiones”.
EL ROL DE LAS AGTECH
En este marco, una forma de mejorar la toma de decisiones en materia de fertilizaciones es a través de la implementación de herramientas digitales. Sobre esto, hubo un panel especial en el Simposio Fertilidad.
Laila Puntel, de la Universidad de Nebraska, presentó resultados de una encuesta realizada en Sudamérica sobre el nivel de incorporación de herramientas digitales, en la cual resultó que Brasil y Argentina son los principales países que adoptan, seguidos por Uruguay y Chile.
Pero el tema que resaltó es que el uso de herramientas digitales está poco vinculado a la toma de decisiones, especialmente en lo que hace a temas de la nutrición de cultivos. “Todavía el traslado de datos para las prescripciones tiene cierto atraso”, coincidió con la planteado por Díaz Sorita.
En este sentido graficó que las tecnologías más adoptadas son las que permiten recolectar datos, como el GPS/piloto, las herramientas de mapeo, apps e imágenes. En tanto, las plataformas digitales o de internet de las cosas, “que son las que ayudan en la toma de decisiones, están muy poco difundidas”.
Puntel explicó que ese tipo de aplicaciones “prescriptivas” tiene la limitación de que son “complejas de utilizar” junto a otras “limitantes” como los costos, la necesidad de un entrenamiento previo y “la falta de una cuantificación de sus beneficios”.
A su turno, Adrián Correndo, de la Universidad del Estado de Kansas, propuso indagar en “¿Cómo analizamos los datos?”.
En principio advirtió que “los datos son poder, pero hay que usarlos; si solamente los juntamos, son un costo”. De aquí planteó el problema de cómo refinar el análisis de datos, lo cual “es un desafío para la agronomía actual” que conlleva al problema de la educación para el manejo de datos, la reproducibilidad (compartir los datos) y la accesibilidad (la posibilidad de traducirlos).
En este escenario, apuntó a que la cuestión está en “cómo desarrollar modelos que terminen en recomendaciones que sean confiables”.
“Hay que avanzar en el uso de los modelos ‘predictivos’, como el machine learning, dejando atrás el de los modelos ‘explicativos’ que solo describen lo que ya pasó. El agrónomo hoy necesita modelos sobre lo que va a pasar, pero para eso no tenemos entrenamiento”, describió.
Sobre el final, enumeró algunos de los problemas que aparecen en las recomendaciones en nutrición, como “arreglar las inconsistencias que hay en las recomendaciones o ponerse de acuerdo en conceptos como el de los ‘rangos críticos’ e incluir la incertidumbre de los modelos”.
El panel cerró con la charla sobre “Nutrición Digital bajada al lote” a cargo de Santiago Tourn, de la Universidad de Mar del Plata y MECATECH, quien puso la alerta en que “para cerrar las brechas de rendimiento hay que entender que todas las operaciones dependen de una máquina que tiene un operario”.
Retomando la cuestión de la incorporación de tecnología, Tourn citó que las herramientas digitales más comunes en fertilización son las apps de celular y las webs de gestión, con 95% de conocimiento de parte de los productores.
En cambio, en lo que hace a “la tecnología de gestión de maquinaria, como telemetría de la maquinaria (seguimiento, mantenimiento) hay muy poco desarrollo, 5%”.
En este sentido, indicó que para nutrición de cultivos se necesita una plataforma de gestión, un módulo de telemetría y un controlador compatible. “Y para todos hace falta la conectividad que es la principal limitante en Argentina, es el principal cuello de botella para el avance de la nutrición digital”, enfatizó.
Por todo ello “colocar el fertilizante, es decir el envío de la prescripción a la máquina, es la menos avanzada de las acciones”.
En este orden enumeró una serie de pasos a tener en cuenta a la hora de hacer las prescripciones: tener en cuenta la característica de la máquina (de sólidos o de líquidos), el ancho de labor y la velocidad de avance, y la demora en el cambio de dosis. “La máquina ideal es la de tipo neumática por tramo”, sugirió.
De todos modos, Tourn subrayó que “la calidad de aplicación de fertilizante ha mejorado en Argentina”, situación que atribuyó a “la mejor oferta tecnológica, el mayor conocimiento del impacto de la mala calidad de aplicación y a que el mayor precio de insumos obligó a mejorar” para ahorrar costos.
Finalmente resumió que para las aplicaciones digitales se necesita principalmente una mejor cobertura de redes (GPRS, Edge, 3G, 4G y 5G); hacer prescripciones de aplicación teniendo en cuenta el ancho de los botalones y las velocidades de trabajo; y que haya más interacciones entre las empresas de maquinaria que incorporan agricultura digital (protocolos Isobus).