Los informes que difunden los principales centros de investigación y análisis de fenómenos agroclimáticos a nivel mundial, que ratifican la posibilidad de que El Niño se haga presente en la próxima campaña agrícola, encienden expectativas en los productores argentinos.
Sin embargo, desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires emitieron un documento que invita a la cautela: también hay factores de signo negativo que podrían frenar la incidencia de El Niño, que tradicionalmente impacta en nuestro país con un régimen de lluvias superior a lo normal.
Según el reporte del climatólogo Eduardo Sierra, se afianza la posibilidad de que, hacia mediados del otoño en curso, se inicie un episodio de “El Niño”, que daría su marco a la campaña 2023/2024.
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Esto, a priori, significa que se reducirán los riesgos tanto de heladas como de calor intensos, pero todavía no significará un alivio para las condiciones de sequía que sufren los suelos.
“Aunque el presente episodio parece apuntar a un elevado vigor, debe tenerse en cuenta que El Niño raramente se activa en el área agrícola del Cono Sur durante el otoño y el invierno, sino que lo hace preferentemente a partir de la primavera, por lo que no debe esperarse un alivio rápido a la sequía que aún subsiste en gran parte de su extensión”, indica el estudio.
VIENTOS POLARES
Y aquí menciona el otro factor de signo negativo que podría debilitar a El Niño: los vientos polares que “observan un comportamiento extremadamente persistente, causando fríos tempranos y nevadas, y dificultando la entrada de humedad hacia interior del área agrícola”.
“Algunas fuentes, como el Climate Forecast System de NOAA (EEUU) señalan la posibilidad de que la acción de los vientos polares se extienda hasta el verano próximo, retardando y debilitando la activación de los efectos de El Niño, y manteniendo grandes extensiones con déficits hídricos sobre el interior de La Argentina y gran parte del Uruguay”, advierte Sierra.
En tanto, considera que no debe olvidarse que las profundas modificaciones sufridas por la Cuenca del Plata, debido a la construcción de grandes represas sin capacidad de regulación, y a las obras de dragado para la habilitación de la Hidrovía, han amplificado amplifican las oscilaciones de los grandes ríos.
Se refiere puntualmente a que, en los eventos de sequía, como los causados por la sucesión de episodios de La Niña que llega a su fin, el caudal de los grandes ríos baja a mínimos históricos, agravando la sequía y haciendo que la Zona Núcleo sufra condiciones más severas que las zonas marginales.
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— Bolsa de Cereales ETyM (@BolsadeC_ETyM) May 10, 2023
Por el contrario, en los eventos de grandes lluvias, como El Niño que se prevé, se incrementa el riesgo de abruptas crecidas de los grandes ríos, inundando las zonas ribereñas.
ZONAS PERJUDICADAS
En paralelo, Sierra también recuerda que usualmente se asocia a El Niño a condiciones favorables para Argentina, pero eso no es así de manera transversal para todas las regiones del país.
“El Niño extremadamente vigoroso podría determinar que la sequía afecte el oeste del Paraguay, el NOA, Cuyo, el oeste de la Región del Chaco y el oeste de la Región Pampeana, donde tiene efectos depresivos, y la llegada de los vientos húmedos del anticiclón del Brasil es menor”, repasa el experto.
Y cierra: “Puede percibirse que el desarrollo de El Niño no excluye riesgos de consideración, que hacen necesario un cuidadoso seguimiento de la evolución del sistema climático, una planificación prudente, un manejo riguroso y un uso racional de la tecnología disponible”.