La sequía y los golpes de calor, como factor fundamental; y los altos costos de producción, como aspecto secundario pero no menos importante, se configuraron como una “Doble Nelson” que golpeó con dureza a los tambos argentinos en marzo.
De acuerdo con un informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) sobre la base de datos de la Dirección Nacional de Lechería, el mes pasado la producción de leche se ubicó en 822 millones de litros, lo que significa una baja del 7,8% en el promedio diario, en relación a febrero; y del 3,2% en comparación con marzo del año pasado.
Esta caída no es un dato menor: es la mayor baja en la variación interanual desde el 5% que se redujo el ordeñe en abril de 2019.
“Evidentemente los efectos de la importante sequía que afecta la mayoría de las cuencas lecheras y la incidencia de altos costos de producción (concentrados, entre otros insumos vinculados a la alimentación del rodeo) generaron efectos negativos sobre la producción de leche”, evaluó la OCLA.
Y anticipó: “La fuerza inercial que trae la producción de 2022 seguramente se desacelere en los próximos meses y tengamos valores negativos importantes en el segundo y tercer trimestre de este año”.
Cabe recordar que, sobre la base de datos aportados por las empresas, OCLA proyectaba a principios de año una caída de la producción del 0,7% a lo largo de 2023, mientras que ahora ya presagia una baja del 4,7% y que aún pude seguir desmejorando.
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