Por ahora, las lluvias que renacieron con la llegada del otoño han permitido elevar un poquito el ánimo de los productores, que de todos modos necesitan más vientos de cola que los impulsen a la siembra de trigo próxima a comenzar.
En la zona núcleo, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) afirma en su último informe semanal que, más allá de las precipitaciones de las últimas semanas, aún faltan entre 50 y 200 milímetros, dependiendo las zonas, para poder pensar de manera firme en el cereal.
No obstante, la mayor limitante no es hídrica, sino económica: “Los productores con mayores intenciones de siembra son los que quedaron más apretados financieramente tras la sequía”, aseguran los técnicos consultados por la Guía Estratégica para el Agro (GEA).
En la zona núcleo, las pérdidas ya llegan a U$S 1.500 por hectárea
Otro factor ineludible es que no se sabe cuánta semilla habrá: “Desde el centro-sur santafecino son más optimistas y aclaran que, de haber disponibilidad de semilla suficiente y de llover lo necesario en pre siembra, la superficie aumentará, aunque la tecnología a aplicar será de media a baja”, agrega el reporte.
Por último, desde noreste de Buenos Aires afirman que la siembra fina es una necesidad, para empezar a recobrar fuerzas y también por cuestiones agronómicas, pero el panorama económico es clave: “Habrá que ver como los proveedores acompañan con financiación, ya que quedaron sin espalda para seguir”.
MÁRGENES POCO ATRACTIVOS
Un problema en este marco es que, precisamente, los márgenes no son tampoco una gran invitación al entusiasmo.
El cálculo de la GEA para la zona núcleo es una ganancia de U$S 103 por hectárea en campo propio, pero una pérdida de U$S 149 en establecimiento alquilado, que constituye más del 70% de la forma en que se produce en esta zona del país.
La estimación corresponde a un planteo agronómico con potencialidad de rinde de 35 quintales por hectárea y un precio de urea de 541 dólares la tonelada más IVA. Sin embargo, todo esto puede empeorar en la medida en que se mantenga la medida que impuso la AFIP y que complica las importaciones de fertilizantes.
EN CÓRDOBA, MENOS
En paralelo, la Bolsa de Cereales de Córdoba fue la primera en salir con una proyección concreta de siembra 2023/24.
En base a una encuesta a su red de colaboradores, la entidad señaló una proyección preliminar en esa provincia de 905.400 hectáreas, un 12% por debajo del año pasado y 14% menos que el promedio de los últimos 15 años.
Sería así la peor cifra en una década, desde las 800.000 hectáreas del ciclo 2013/14.
Además, la Bolsa cordobesa coincidió con la inquietud acerca de que la oferta de semillas sea suficiente: “Más de la mitad de los colaboradores expresaron que es posible que existan problemas en cuanto a la disponibilidad de las semillas para esta campaña, dada la escasa producción en la campaña 2022/23”.
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