La región más productiva de Río Negro en materia agropecuaria vive tiempos de incertidumbre. La pera, su fruto de mayor peso a la hora de salir en la búsqueda de compradores en el exterior, encuentra cada vez menos incentivos para los productores primarios, quienes además de las graves granizadas apuntan también que la influencia de las grandes empresas concentró la actividad.
“Los costos de producción están muy complicados. Hoy la pera que exportamos conlleva entre u$s 0,35 y u$s 0,37 pero nos pagan entre u$s 0,22 y u$s 0,25. El productor que plantó solamente pera y no combinó con el manzanas para el mercado interno está realmente al horno”, graficó Martín Hernández a Infocampo.
Hernández es productor de la localidad de Villa Regina, en la zona centro del valle. Según entiende, la falta de precio tentador en el exterior también guarda vinculación con la gran oferta de producto que generan países como Estados Unidos, Italia, España y China.
En su zona, un área de aproximadamente 10.000 hectáreas es lo que se distribuye una gran cantidad de pequeños productores, aunque cada vez menos: “Hay varios que ya optaron por el camino de reconvertirse a la manzana, como también por duraznos y ciruelas”.
“Incluso se está haciendo alfalfa y maíz, y eso guarda relación con el corrimiento de la frontera agrícola en otras regiones del país, la llegada de feedlots a esta zona y también el destino a pastoreo de algunos campos”, expresó.
En ese marco, Hernández describió que “hay empresas grandes que producen también frutales y tienen hasta 5.000 hectáreas, otras de 3.000, cuando todo el resto nos repartimos 10.000”.
¿LLEGARÁ EL DÓLAR FRUTA?
A finales de enero el ministro rionegrino de Producción, Carlos Banacloy, estuvo en Buenos Aires. Su motivo fue bien directo: hablar con el ministro de Economía Sergio Massa y el secretario de Agricultura Juan José Bahillo, a quienes les llevó el pedido de los productores de la región. ¿Cuál? Su propio cambio diferencial, el “dólar soja”.
“Nosotros somos productores sin ningún tipo de afiliación gremial, pero sí lo conversamos en el marco de nuestra federación cooperativa en la que estamos. Allí surgió la moción de plantear un cambio para la actividad frutícola. Veíamos que otras economías ya lo estaban pidiendo”, manifestó.
Hasta el momento el sector no fue bendecido con esta decisión oficial que sí ya atañe a la soja y tuvo su versión para las economías regionales, más la serie de compensaciones a distintos cultivos a causa de esta puesta en marcha, y que en la semana que pasó tuvo a la carne de pollo como nuevo miembro del grupo escogido.
En este marco el analista de mercados frutícolas Mariano Lechardoy expresó: “Se espera que las exportaciones se mantengan estables en 1,8 millones de toneladas, ya que los mayores suministros de exportación en Argentina y la Unión Europea compensaron la reducción de los envíos de China”.
Lechardoy lidera la consultora Alfa, y expresó que las exportaciones de pera para este año “no serían mayores a las del pasado año”.
OTRO PEDIDO A LA CASA ROSADA
“Los problemas son los altos costos, la paridad cambiaria con el dólar tan bajo que nos golpea a los productores cooperativos exportadores, y la inflación que infla nuestros costos”, resumió Sergio Riskin, otro de los productores consultados.
Entre los principales inconvenientes que observa es el de la falta de rentabilidad. Y pone el foco en el fuerte incremento de la mano de obra que se da en las plantas de empaque de la fruta y frigoríficos. “Allí hay una alta demanda de mano de obra”, resumió. “Para esta actividad sería muy importante prorrogar el pago de aportes y contribuciones correspondiente a los sueldos. Sería muy importante si se consiguiera ante el Gobierno Nacional”, pidió.
“Yo lo que observo es que en Europa, por una cuestión de consumo en general a causa de la guerra, y también por la crisis energética que desató ese conflicto, fue que se redujo la demanda de la fruta” opinó Riskin, quien hoy preside la Primera Cooperativa Agrícola en General Roca en Río Negro.
“Allí está el foco del problema porque en el resto de los países del norte como Estados Unidos, Canadá o México la demanda se mantiene”, expresó.
“El problema está focalizado allí por el temor a la expansión de la guerra. Naturalmente se consume menos porque la gente cuida su bolsillo y prioriza gastos”, sostuvo.