Casi un semestre después de la aplicación del “dólar soja”, que favoreció la liquidación de granos de la oleaginosa por parte de los productores y el engrosamiento de las reservas del Banco Central, los efectos colaterales de la medida siguen aflorando.
Luego de compensaciones que se dieron a la lechería y al maíz, más el cambio diferencial para las economías regionales o el pedido del “dólar fruta” de Río Negro, ahora desde el extremo norte del país salieron a reclamar el propio: el “dólar té”.
“El problema más grande del productor misionero es que tenemos un combustible muy caro. El precio de todos los fertilizantes para la tarea están en dólar blue, como también la mano de obra. Actualmente estamos cobrando el precio del té a $1,75”, expuso el productor tealero Fabián Laban, de la localidad de San Vicente, Misiones.
Labán está enrolado en Federación Agraria Argentina. Y en diálogo con Infocampo manifestó su bronca al compararse con gente de la zona que percibe mayores ingresos a raíz de un plan social.
Esta semana, junto a un grupo de productores colegas, viajó hasta Buenos Aires para una convocatoria en la Secretaría de Agricultura para fijar el nuevo precio del té por kilo, que resultó en $18,5. Y en ese marco, aprovecharon para pedirles a los funcionarios su propio tipo de cambio para compensar exportaciones, el “dólar té”.
“Un productor tealero de Misiones, con una hectárea, no llega a tener una ganancia que hoy en día tiene un plan social. Una persona en la Argentina en cualquier punto, cobra más teniendo eso que un productor teniendo su té”, se lamentó.
¿En qué se basan los productores? Según Labán, la grilla de costos de los productores de la zona dice cuanto rendimiento por hectárea tienen los teales.
“Nos da 10.000 kilos por hectárea por año. A ese ingreso hay que restarle mano de obra, fertilizante, costro de cosecha, costo impuestos, etc”, expuso.
“Son alrededor de $27.000 por kilo de hoja verde”, graficó.
El reclamo presentado ante las autoridades nacionales, sin embargo, no prosperó. “Los representantes de la Secretaría nos dijeron que el tipo de cambio de un dólar diferenciado es imposible, porque con ese tipo de cambio el Gobierno pierde. Quedaron en ver si podían darnos otra forma de darnos un reintegro a la exportación o algo similar”, le contó Laban a este medio.
LA COSECHA DE TÉ
La tierra colorada de Misiones no solo es un símbolo de paisajes exuberantes, sino que las propiedades del suelo local son la base necesaria para el desarrollo de la actividad, la cual principalmente se exporta, casi en su totalidad.
“Lo nuestro es una producción anual que viene de muchos años. Para una plantación de té hay que esperar al menos entre 4 y 5 años, y recién después empieza la época de poda de cosecha, que se da desde septiembre a abril”, detalló Laban.
De Misiones provienen las principales marcas que consumimos los argentinos. “Tenemos el 4% de la producción mundial de té. Brasil tenía hasta hace poco el 1% de la producción mundial, pero quedó sin teales porque no era rentable para ellos y se dedicaron a los granos, algo que nosotros no podemos por el tipo de geografía”, contó.
El federado sostuvo que muchos productores ya normalizan dejar el cultivo de té para probar suerte en otras plantaciones. ¿El paso inmediato? La yerba parece ser el refugio más cercano, pero no parece ser el mejor remedio.
“Muchos productores se van a la yerba, pero el té es un producto mundialmente muy superior, porque todo el mundo toma. La yerba no. Nosotros hacemos té negro, común, té verde, té frío. Sin embargo eso parece no alcanzar para el éxodo que se aprecia: hasta hace 5 años éramos 42.000 productores trabajando 60.000 hectáreas, pero hoy somos 28.000 en 26.000 hectáreas”, cerró.