El impacto de la seca en la cosecha de granos gruesos empezó a tener consecuencias irreversibles en distintas regiones productivas del país. En el centro y norte santafesino, la Bolsa de Comercio de Santa Fe relevó que el maíz de primera fue el más afectado por la ausencia de precipitaciones.
Según indicaron desde la entidad, este cereal no tendrá posibilidades de recuperación, aún si se registran lluvias. De acuerdo a un informe elaborado entre la bolsa y el Ministerio de Producción provincial, se registraron ausencia de precipitaciones y déficit hídrico en gran parte de las 86.900 hectáreas sembradas.
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“Fue el cultivo que acusó el mayor impacto y un presente muy complicado, sin margen de reacción, ante un improbable pronóstico general de precipitaciones”, precisaron. En el último relevamiento que realizó la bolsa, solo el 25% de los lotes se encuentran en estado bueno. Un 50% está regular y el 25% restante malo.
En esta cuenta, no se incluyeron los cultivares que ya fueron picados o embolsados, enrollados o destruidos para una futura siembra.
#NoticiasBCSF | SEA al 17 de enero de 2023
En los cultivares de girasol, se registran daños graves por ataques de palomas y de cotorras.
Informe completo 👉 https://t.co/inXpwopeGx pic.twitter.com/HShacEJoPb
— Bolsa de Comercio de Santa Fe (@BCSF_Oficial) January 18, 2023
PARA EL PICADO
“Ante lo avanzado de las etapas fenológicas y con el paso de los días las expectativas de reacción del cereal se fueron desvaneciendo y los posibles rendimientos serían inferiores a los obtenidos en las últimas campañas, repercutiendo en gran medida en todos los sistemas productivos”, advirtieron.
En este escenario y ante los costos elevados que representan el picado y el embolsado -sumado a la baja calidad del cereal-, la bolsa destacó que algunos productores continuaron con la opción de la confección de rollos de las plantas enteras, que luego comercializarán con productores ganaderos.
GIRASOL
En las regiones relevadas por la bolsa, se implantaron unas 121.700 hectáreas de girasol. Los rindes continuaron siendo variables y en gran parte bajos, por las características ambientales de estrés hídrico y térmico que atravesaron el ciclo.
Los rindes oscilaron entre mínimos de 4 a 8 qq/ha, en tanto los mejores lotes llegaron a valores de 18 a 20 qq/ha. “En general, el estado de la oleaginosa dependió de las precipitaciones ocurridas en cada zona y la etapa fenológica en que se encontraba cada parcela”, señalaron.
Y agregaron: “Mostraron menor desarrollo en las estructuras de las plantas y en el tamaño de los capítulos, lo que afectó y afectaría directamente el componente rendimiento”