¿Un flamante programa con escaso tiempo de duración? En la agroindustria lo analizan así. Este miércoles el Gobierno comunicó la creación del “Programa de Fomento al Sector Aceitero” a través de la resolución 30/2023, con la que se busca que a través de compensaciones intra cadena se logren contener los precios al consumidor final para los aceites de girasol y soja. El titular de la Cámara de Industrias Aceiteras de la República Argentina (CIARA), Gustavo Idígoras, relativizó su impacto: “Nos dijeron que sería un mecanismo transitorio”.
Luego de conocerse la resolución Idígoras atendió el llamado de Infocampo y puso reparos sobre la eficacia que puede llegar a tener lo publicado en el Boletín Oficial. “Es una resolución que va a tener 10 días de vigencia”, analizó el empresario.
“Esperábamos su publicación para los primeros días de diciembre, no para el 18 de enero”, expresó.
Idígoras analizó el final del fideicomiso privado que operó en la actividad hasta finales del año pasado, que a causa de su falta de fondos derivó en estas compensaciones planteadas para la comercialización de aceites de mesa de consumo familiar.
LOS PORMENORES DEL PROGRAMA ANUNCIADO
-¿Cuáles son las principales diferencias que tiene el Programa de Fomento al Sector Aceitero con el fideicomiso que operó en la actividad?
-En primer lugar esto es otra cosa y no es como el fideicomiso privado, que se quedó sin fondos a comienzos de diciembre. Ese fideicomiso consumió cerca de u$s 250 millones y debido a que el Gobierno no lo actualizó, o lo hizo muy por debajo del nivel de inflación los precios de los aceites, dicho fideicomiso no llegó con los fondos inclusive en enero, que es el mes donde habitualmente se cierran los fideicomisos. A partir de allí nosotros buscamos ajustar precios para garantizar el abastecimiento, pero el Gobierno se opuso.
-¿Qué les dijeron?
-Nos plantearon que buscarían un mecanismo transitorio (NdR: remarca esta última palabra en su relato) para compensar hasta que vuelva el nuevo fideicomiso, que generalmente se activa en febrero. Entonces lo que hicieron es que, teniendo en cuenta el ingreso excepcional en lo fiscal por el dólar soja de diciembre, con el que se pagaron retenciones a $230 para todos los registros de embarque, pensaron en tomar una parte de eso y subsidiar.
-¿Para cuándo esperaban la resolución?
-Se suponía que iba a salir en la primera semana de diciembre y salió el 18 de enero. Por lo tanto en diciembre, la industria abasteció el mercado asumiendo costos y pérdidas porque una vez que esa resolución sale no puede ir hacia atrás y las compensaciones anunciadas por lo que factures son a partir del 18 de enero. Básicamente es una resolución que va a durar 10 días.
-¿Y por qué pasó esto?
-Por la burocracia.
-¿Qué les dijo el ministro Sergio Massa acerca de esta corta duración?
-Creo que tuvieron muchas dificultades, y acá lo excluyo un poco a Massa porque creo que él tomó la decisión a fines de noviembre cuando se le había anticipado que iba a terminar el fideicomiso, pero entre las distintas áreas del Ministerio de Economía tuvieron largos debates que duraron muchas semanas, y que recién hubo concilio en los últimos días para sacar la resolución. Eso pasa por muchas áreas, como la Secretaría de Hacienda, la de Finanzas, la de Legales, Agricultura, Comercio, y recién después llega para que la firme el ministro.
-¿No había manera de agilizar el proceso?
-No es muy compleja la resolución porque básicamente lo que hacen es compensar con dinero en base al dólar soja sobre la base de los criterios que ya vienen aplicando a los abastecedore del fideicomiso anterior, con lo cual tampoco están creando nuevos parámetros. La podrían haber hecho 48 horas, pero salió el 18 de enero.
EL FIDEICOMISO QUE SE VIENE
-¿En qué estado están las negociaciones por el fideicomiso de 2023?
-En el Gobierno quieren instrumentarlo a partir del primero de febrero. Todo este tema está en discusión pero lo más probable es que ellos lo impongan desde el mes que viene..
-¿Cuáles son las condiciones que negocia la industria?
-Nosotros queremos que sea lo más corto posible y estamos debatiendo esas cuestiones. Queremos que esto sea el final de los fideicomisos para la actividad, que el de 2023 sea la transición de cierre, extinción y entierro, para ponerlo en términos concretos.
-¿Qué efectos observan?
-En primer lugar una enorme distorsión de precios en el mercado interno: el aceite subsidiado a los supermercados llega a los $450 y el aceite subsidiado al minorista se lo terminan vendiendo en $800 porque hay intermediarios que suben el precio y se quedan con la diferencia. Entonces no le sirve al consumidor porque los supermercados en Argentina representan el 30% del consumo. El 70% no lo recibe y sin embargo sale de fábrica a $400 todo el aceite. Estamos subsidiando hoy en un 60% del precio real del aceite.
-¿Cuál es el precio que debería tener?
-Hoy el aceite debería estar $900 y cuesta $400 (salido de fábrica). En comparación actualmente comprar un litro de aceite es como comprar medio kilo de lechuga.
EL PARTIDO DE LA INFLACIÓN
“En la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) la suba de precios en el aceite fue del 4%, pero medido en la góndola”, analizó Idígoras.
-¿Pudo haber sido un factor que influyó para esta resolución que se conoció hoy?
-El Gobierno también quiso sacar esta resolución porque analiza que el precio del aceite de girasol está un poco por encima de algunos bienes alimenticios, entonces busca tener precios razonables al menos en los supermercados.
-De cara al aprovisionamiento ¿Qué observan de la campaña actual de girasol?
-Si bien se ha visto afectada por la sequía la misma no ha impactado en forma tan severa, sobre todo en la zona de la producción del sur de la provincia de Buenos Aires en la que menos ha tenido impacto. Por lo tanto las proyecciones que hay son de 3,9 millones de toneladas de la estimación de producción. Y si hubiese algún impacto mayor de la sequía sería menor la caída, alrededor de 200.000 toneladas, a 3.7 millones. Hasta ahora las Bolsas anunciaron que se recolectó un 12% de la producción y de esa cifra el 78% de los lotes estaban bien. Sí analizamos con preocupación los lotes de Chaco y el norte de Santa Fe. Y claro que muy distinto es el panorama para el trigo, la soja y el maíz.
-¿Cuánto aceite de soja y cuánto de girasol consumimos los argentinos?
-En el mercado interno en aceite de soja, que sería el mezcla, es de unas 200.000 toneladas. La industria toma cerca de un millón pero aproximadamente 800.000 se las lleva el biodiésel. El aceite de soja se realiza con un 95% de soja y un mínimo de girasol. En el aceite de girasol es a la inversa porque además representan casi el 85% del aceite que consumimos los argentinos, un mercado que tradicionalmente elige el girasol.
-¿Qué cambios produjo para el producto la guerra en el Mar Negro?
-Se espera que las exportaciones argentinas crezcan un poco este año, aunque no alcanzan a nivelar el consumo que tenemos en el mercado interno. Sin embargo tenemos una enorme oportunidad: Ucrania y Rusia son dos grandes jugadores que representan el 80% del comercio mundial de aceite girasol, por eso Argentina de a poquito va creciendo y se espera que este año lleguemos al 9% del mercado total, cuando en la preguerra estábamos en el 7%. Ahora la lucha que hay que dar es que los productores apuesten más al girasol.
-¿Qué se necesita para eso?
-Todavía no hay muchas variedades de semillas aptas para distintas regiones, porque hasta ahora la industria semillera, por decirlo de algún modo, se olvidó el girasol y recién ahora se dio cuenta. Pero para volver a producir semillas se necesitan muchos años.