“Crecí en el campo, la infancia es una de las etapas más felices de mi vida”, subraya Fabiana Malacarne, ingeniera agrónoma y actualmente encargada de Asuntos Regulatorios y Comunicaciones en Biotecnología de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA).
Es la nueva protagonista de la serie de podcasts ELLAS, en un capítulo en el que aborda su vínculo con la ruralidad, qué le gusta de su trabajo actual, la importancia de acercar los jóvenes a la ciencia y cómo contar, de manera sencilla, qué es la biotecnología.
Entre otras cosas, por ejemplo, es la autora del libro: “Biotecnología, Qué te cuento”, una adaptación para niños sobre los comienzos de la biotecnología, su importancia en la producción de alimentos y otras cuestiones relacionada. Un material fundamental para despertar la curiosidad de los infantes en estos temas y también para acercar la ciencia a la gente.
Además, a través de su cuenta de Twitter, @fabibiotec, publica datos e infografías vinculados a cuánto de lo que tenemos en nuestra vida cotidiana es gracias a la biotecnología.
#SabiasQue el #campo te ayuda a festejar #Navidad? #ElCampoEnTuVida #FelicesFiestas pic.twitter.com/PS3NnOzOwT
— Fabiana (@fabibiotec) December 23, 2022
Dice que cuando está enojada escucha Tchaikovsky, pero es fan de Luis Alberto Spinetta. Como hobbie y relax mental entrena boxeo y disfruta ver series y películas con su hija, María Inés, que, además, es su mujer referente en la vida cotidiana.
– ¿Cuál es tu historia, cómo fue tu infancia, dónde, qué te gustaba hacer?
– La infancia fue una de las etapas más felices de mi vida. Crecí en el campo, soy de una zona rural muy cerca de la ciudad de Río Cuarto (Córdoba), que se llama Paso del Durazno. Mis padres eran productores agropecuarios y tenían un campito de 100 hectáreas ahí, así que hasta los 10 años viví en el campo, iba a una escuela rural, era muy lindo porque íbamos con mis vecinos. Un día nos llevaba mi papá, otro día nos llevaba mi tío, otro día el vecino, íbamos cinco todos amontonados en las camionetas. Pero era una fiesta volver porque cuando nos traían de vuelta nos dejaban en la entrada y el resto nos íbamos caminando, íbamos todos juntos, era muy divertido, muy lindo. Ya a los 11 años me fui a estudiar a Río Cuarto a un colegio internado, pero de verdad que hasta los 10 años crecí en el campo con toda la libertad que un chico puede tener en un campo. Creo que mi amor por la agronomía y la producción agropecuaria vienen de esa época, haber visto a mis viejos trabajar, y darle para adelante con la producción.
– ¿Qué olores, sabores, sensaciones se te vienen a la cabeza de aquellos años?
– El café con leche que hacía mi abuela. Mi viejo tenía tambo y ordeñaba y traía la leche muy temprano y mi abuela, italiana, ponía en la cocina a leña a calentar la leche y dentro de la leche le echaba el café, y ese olor me despertaba, es algo que no me voy a borrar nunca de la cabeza y hasta el día de hoy cuando huelo a café me acuerdo de mi abuela, que se llamaba Lucía.
– ¿Cómo llegó la agronomía a tu vida? ¿Por qué te decidiste por esta profesión?
– Siempre me gustó el campo y la verdad que empecé a estudiar agronomía porque me gustaba la producción ganadera. Sabía que no quería ser veterinaria, quería ser agrónoma. Y en realidad, era una parte de la actividad que hacían en el campo, en mi casa, y siempre tuve la agronomía en mi cabeza, aunque a mi viejo nunca le gustó la idea, de hecho me mandó a una escuela para que hiciera perito mercantil porque quería que estudiara ciencias económicas, y la nena se reveló y se inscribió en agronomía. Eso nos costó una discusión muy grande, pero creo que desde siempre tuve el campo en mi cabeza. Si me preguntás si en algún momento pensé en estudiar otra cosa, y bueno, es posible, que haya dicho que iba a estudiar ciencias económicas para darle el gusto a mi papá, pero no, nunca funcionó ni iba a funcionar, fui derechito a la inscripción de agronomía cuando terminé.
– Uno entra con una idea a la carrera, pero luego, ¿qué fuiste descubriendo?
– Me pasó. En los primeros años de agronomía es básico y entonces tenés química, física, matemática y poco de agronomía. Pero me sorprendió mucho cuando cursé genética. Y no es porque ahora me dedique a la genética, sino que no me imaginaba el mundo que había detrás de la genética y el mejoramiento. Sin embargo, más allá de esto, cuando terminé la carrera no empecé trabajando en genética, eso vino después.
– ¿Cuál fue tu primer trabajo?
– Cuando empecé la universidad, al año siguiente gané un concurso y empecé a trabajar como ayudante en un trabajo de investigación que tenía que ver con la nutrición animal, que era el área donde yo quería desarrollarme. Hacíamos análisis de dietas, y a mí me encantaba. Cuando cursé genética me pareció muy interesante, teníamos un profesor que daba los teóricos de lujo, de hecho ese profesor después fue mi jefe en mi trabajo en la universidad, pero aún seguía pensando que lo mío estaba por la nutrición animal y los animales.
LA BIOTECNOLOGÍA EN EL AGRO
– ¿Qué te gusta de lo que hacés hoy?
– Muchas cosas me gustan. Porque tengo un trabajo que es súper desafiante y variado, siempre tengo que hacer cosas distintas. Siempre digo que este es el trabajo en el que más tiempo estuve y justamente es por eso, porque me desafía constantemente, porque asuntos regulatorios no es sólo lo bonito de lograr una aprobación y avanzar, si todo sale bien todas las empresas pueden hacer sus ensayos a tiempo y tener resultados a final de la campaña y llegar al mercado con cosas nuevas. Pero lo desafiante es: ¿Cómo hacemos para ser pioneros en el mundo con este marco regulatorio que es de hace 30 años? ¿Cómo tener más desarrollos locales? Plasmar eso en normativas como miembro de la Conabia (la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria) y del comité regulador de Senasa me parece muy interesante, me ayuda a conectarme con otra gente, me ayuda a pensar en conjunto, es un trabajo muy lindo.
– ¿También estás trabajando con los refugios, no?
– Sí, el cuidado de la tecnología Bt es otra cosa muy interesante, es como mi hijo predilecto en ASA porque lo empezamos hace 5-6 años con algunos socios estratégicos como CREA, Aapresid y otros y ha ido creciendo. Un dato te digo que me da satisfacción: empezamos con el 22% de adopción de refugios y hoy estamos en el 50% gracias a todo ese trabajo. Me hace sentir un poco (Lionel) Scaloni (risas).
– ¿Qué es la biotecnología, pensando para alguien que no conoce ni es del sector?
– La tecnología nos facilita la vida. Es la ciencia aplicada a desarrollos que te facilitan la vida. Puntualmente, la biotecnología la tenés desde que te despertás hasta que te vas a dormir: cuando te cepillás los dientes, cuando te vas a bañar, en la vacuna del COVID, en la heladera, en el cuarto, en tu colchón, en el auto. La vida confortable la tenemos gracias a la tecnología y a la innovación. Todos los desarrollos tecnológicos tienen que poder contarse de una manera sencilla para que la gente no tenga miedo de adoptar avances tecnológicos.
– ¿Qué dos o tres cosas de la vida cotidiana tienen campo y biotecnología y te han sorprendido?
– Hoy el maíz argentino tiene mucha biotecnología y por ejemplo tenemos maíz en pasta de dientes, en el champú, en el colchón, en la tela en el pegamento, en la bugía de tu auto. Eso me sorprendió, que el almidón de maíz se usara para fabricar la cerámica de las bugías de los autos.
¿Cuántos metros cuadrados de agricultura se necesitan para hacer un pan dulce o panettonne? https://t.co/sKcA30ClOa por @fabibiotec pic.twitter.com/hl8cUlqc3X
— AcercaCiencia (@AcercaCiencia) December 25, 2022
– ¿Cuán importante es para vos comunicar lo que se hace en el campo o en el laboratorio?
– La ciencia hace los descubrimientos, la tecnología los aprovecha para mejorar procesos o producir algo de interés y la innovación hace que esos avances lleguen al mercado. Sin aceptación social no hay mercado. Entonces dependemos de la percepción pública. Imaginate lo importante que es contar cómo esta innovación te puede ayudar a mejorar tu calidad de vida. Contarlo de una manera sencilla hace a esa aceptación social. Y por otro lado, creo que necesitamos incentivar a nuestros jóvenes a que estudien ciencia. La importancia de motivar vocaciones científicas es importante porque cada vez más se inclinan hacia otro tipo de carreras y la verdad es que necesitamos gente que investigue porque de ahí surgen todos los avances.
– ¿Cómo surgió la idea de “Biotecnología ¿Qué te cuento?”? ¿Cuán importante es sentar las bases de lo que se hace en la producción de alimentos desde los colegios?
– Creo que la comunicación tiene que ser desde las primeras etapas y tenmeos que hacerla constantemente y en un montón de ámbitos. Biotecnología qué te cuento tiene una historia un poco agridulce. Yo trabajé 10 años en Venezuela en un instituto de investigación en Caracas, pero vivía afuera de la ciudad. Y me agarró una época que debe haber sido 2005-2006 en la que había tantas manifestaciones contra el gobierno que yo no podía ir a trabajar porque no podía bajar de casa, estaban cortadas las rutas. Y yo empecé a escribir para desconectarme. Entonces me puse a pensar en preguntas que me hacía mi hija o los amigos de mi hija sobre mi trabajo y traté de responderlas escribiendo cuentos. De ahí salieron 12-13 cuentos, que los fui puliendo pero quedaron en mi computadora. Y cuando fui a hacer mi doctorado en filosofía de la ciencia a España se me ocurrió mandarlo a una editorial a ver si les interesaba. Ya había probado en algunas editoriales en Argentina pero me habían dicho que no. Y en España me dijeron que sí, que les interesaba. Y así se hizo.
– ¿Y cuándo se publicó?
– Lo presentamos en la Feria del Libro de Madrid de 2012, que para mí fue algo que me hizo latir fuerte el corazón porque imagínate que estaba Eduardo Galeano en esa feria. Un orgullo.
FUERA DEL SURCO
– ¿Qué música te gusta?
– Mis gustos musicales son amplios, y todo el tiempo me gusta aprender y ahí tengo una mestra increíble que es mi hija que me dice escuchá esto a ver qué te parece. Pero soy una fan del flaco (Luis Alberto) Spinetta, fan (repite), me encanta. Sin embargo, escucho muy variado y depende del ánimo y lo que esté haciendo. Me gusta escuchar música mientras escribo, algo suave. Cuando estoy muy enojada escucho Tchaikovsky (entre otras obras, “El lago de los cisnes”, “El cascanueces”, “La bella durmiente”), y te digo que me gusta también folclore, de vez en cuando tango. Mi gusto es variado pero como buena representante de mi época el rock nacional me pegó mucho y sobre todo, como te decía, Spinetta y lo sigo escuchando todos los días. Salvo trap y reggaetón, creo que escucho todo.
– ¿Qué te ha recomendado tu hija?
– Mi hija me hizo conocer algunas bandas como Los Espíritus, que me pareció interesante. O King of Lyons, los escuché y me gustaron también.
– ¿Alguna actividad por fuera del trabajo en donde busques inspiración, o resetearte después de un día complicado?
– El boxeo. Voy a entrenamiento de boxeo, le pego al saco, me sirve un montón para pensar las cosas de otra manera. Lo descubrí hace un tiempo y es algo que me hace mucho bien no sólo físicamente sino también mentalmente. Practico boxeo sin contacto, no pelea. Y me gusta mucho porque el sistema es muy tecnológico, porque el saco tiene sensores que te van diciendo en tu teléfono cómo ha sido tu rendimiento, entonces creo me enganché por ese lado. Y si no puedo ir al gimnasio a pegar unas piñas me pongo los auriculares con música, me camino unos kilómetros, voy a un parque, veo verde, vuelvo me siento y tengo la cabeza despejada.
– ¿Y cuando tenés que elegir una serie o película?
– Me gustan las de acción, y las de suspenso. Me gusta mucho la fantasía también. Quizás porque es una manera de imaginarse cosas y después te ayuda a escribir.
– ¿Alguna en particular?
– Si, “ The Umbrella Academy”, me encanta, que es de fantasía. Y acabo de terminar “Merlina” que también me gustó. Creo que Tim Burton es un genio. Me gustó la serie en general, pero también disfruté los diálogos y me gusta también cómo maneja la música y los colores. Aprendí mucho a ver esas cosas mirando series con mi hija, que es diseñadora gráfica y le encanta la fotografía y ella me fue enseñando a ver encuadres, luces, etc…
– ¿Un país o lugar que te gustaría conocer?
– Me encanta viajar y no me quedaría con uno pero tengo muchas ganas de conocer Islandia. Quiero ir a ver las auroras boreales y me interesa también por la naturaleza que tiene. Me gustaría ir a hacer trekking. Pero también me gustaría ir a Japón, conocer la cultura asiática.
– ¿Y alguno que ya conozcas y recomiendes?
– Estonia me gustó mucho, sobre todo su capital, Tallin, en primavera, tiene un mercado de flores precioso, rodeado de barcitos donde te podés tomar un café, la verdad es un lugar para conocer. Con una mezcla de cosas antiguas y modernas, y su historia. Vale la pena pasar por ahí.
– ¿Una mujer que sea o haya sido inspiración en tu vida?
– Creo que hay dos mujeres que son inspiración para muchas de las cosa que hago. En el plano científico o académico mi referente es Jocelyn Bell, una astrofísica irlandesa que tuve la fortuna de conocer hace unos años. Fue la descubridora de los pulsares (N de la R: estrellas de neutrones en 1967), aunque el premio Nobel de Física se lo dieron sólo a su tutor de tesis porque ella era estudiante (Hay una controversia al respecto). Es brillante. La escuché dando una conferencia a chicos de último año de secundaria diciéndoles por qué tienen que estudiar ciencia o por qué es importante la ciencia en la vida de las personas y realmente me emocioné mucho. Tuve la fortuna después de poder conversar con ella y notar su amor por la divulgación científica. Es mi referente. De hecho le dediqué un artículo que escribí en una serie que hice de artículos sobre ciencia y rock and roll. Para mí es un modelo a seguir. Tiene 80 años y sigue trabajando en pos de aumentar la cantidad de mujeres en el ámbito científico.
– ¿En tu vida personal quien es tu referente?
– La otra mujer que es mi referente es mi hija María Inés. Es la que siempre me impulsa, la que me dice “mamá esto no está bien, o estoy orgullosa, o no te rindas que podés”. Creo que es mi motor.
– ¿Qué tenés grabado de por vida? Puede ser un tatuaje o puede ser una marca en el alma.
– Tatuajes en la piel no tengo, soy cobarde para eso. Pero sí tengo una experiencia que me quedó tatuada en el corazón y me emocionó mucho. Es encontrarme con una chica que es bióloga, con la cual a veces colaboro en un blog de ciencia que tiene que me dijo “Yo me dediqué a esto porque allá por 2009 escuché una charla tuya y dije eso es lo que quiero hacer”. Y verla hoy, cómo ha crecido y en lo que se ha convertido como divulgadora, y que hace cosas fantásticas, me emociona mucho.
– ¿Alguna frase de cabecera o algo que te guste decir?
– Puede parecer trillado, ni sé quien es el autor o de dónde salió que dice: “La vida es demasiado corta para llorar”. Creo que tenemos que ser positivos, emprender, hacer cosas. Todos nos caemos y tenemos contratiempos pero si nos quedamos llorando por esos problemas se nos pasan las oportunidades por delante y no las vemos. Seguir adelante a pesar de las dificultades como argentinos lo sabemos mejor que nadie. Los que hacemos comunicación en el agro también lo sabemos bien. Asique tratemos de disfrutar y aprovechar las oportunidades que de eso se trata la vida. De atesorar las cosas buenas y mirar para atrás las cosas malas y saber que de eso, aún doloroso o difícil, aprendiste.
MUJERES EN CAMPAÑA
“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.
La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Roxana López, referente de Marketing New Holland Argentina.
Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.
El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó López.
Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.