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Una científica argentina diseñó una cepa viral contra una enfermedad bovina que no tiene cura

El desarrollo implicó 15 años de trabajo y busca reducir el impacto de la leucosis bovina, una patología que afecta al rodeo tambero y de producción de carne.

San Luis. Tambo de vacas lecheras.
infocampo

El virus de la leucosis bovina es un retrovirus que afecta a los glóbulos blancos del ganado bovino, específicamente a los linfocitos, y que actualmente no tiene cura ni tratamiento. Fue descubierto en el mundo en 1969 y se detectó en Argentina en la década del 70.

De acuerdo a lo que explica la veterinaria e investigadora del CONICET y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Karina Trono, directora del Instituto de Virología e Innovaciones Tecnologías (IVIT), el virus se expande en el organismo del animal y permanece circulando durante toda la vida, generando tumores malignos en el sistema linfático que derivan en la muerte.

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Ante esto, no solo se pierde una madre del rodeo, sino también su potencial ternero lo que tiene una implicancia económica de 5.000 dólares por animal fallecido.

En este sentido, Trono diseñó una cepa viral capaz de generar una respuesta inmune en las vacas que, en el corto plazo, podría derivar en una vacuna definitiva contra esta enfermedad.

Desde el momento en que fue descubierto, “no hubo ninguna intervención por parte de las autoridades sanitarias para combatirlo, lo que hizo que vaya creciendo y que actualmente ocupe el rodeo de tambo casi en su totalidad”, reconoce la científica.

CEPA VIRAL

La leucosis bovina ya no es solo una enfermedad excluyente del rodeo tambero, sino que también afecta a la producción de carne en un 40% de los establecimientos del país.

Los primeros avances para la creación de esta cepa viral que curase la enfermedad surgieron en 2007. En ese momento, se consiguió una cepa viral atenuada, capaz de infectar y generar una respuesta inmune para hacer frente a la infección, pero que es discapacitada para replicar en el interior del animal.

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De esta forma, el objetivo fue utilizar esta cepa para inocular a los animales más jóvenes posibles, y hacer un reemplazo de la cepa natural patogénica por la cepa atenuada. Después de ese diseño, el grupo liderado por Trono realizó una serie de experimentos y ensayos para demostrar la efectividad de dicha cepa en el ganado bovino.

“El Estado fue analizando cada paso que dimos y de hecho fue construyendo regulación específica para el control de los microorganismos modificados genéticamente. Cuando nosotros empezamos con ese proceso, en 2008, la regulación era muy amplia y estaba referida exclusivamente a los cultivos transgénicos”, reconoce Trono.

Para el desarrollo de la cepa, el equipo científico lo intentará por dos vías: una plataforma de ADN u otra de virus vivos atenuados. “Llegada una instancia del desarrollo, vamos a discutir con las autoridades institucionales a ver si la estrategia será que el Estado siga con este proceso de desarrollo o que lo ponga en adopción para que una empresa privada lo desarrolle”.

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