La inflación se convirtió en un flagelo de muchas economías este año, tanto desarrolladas como subdesarrolladas, que exportan y que también importan alimentos.
En ese sentido, el costo mundial de las importaciones de alimentos ascendería a 1,94 billones de dólares en 2022, una cifra más alta de lo previsto anteriormente, según destaca un nuevo informe de Perspectivas Alimentarias publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
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Asimismo, se espera que la factura mundial de las importaciones de insumos, incluyendo los fertilizantes, aumente hasta los 424.000 millones de dólares en 2022, un 48% más que el año anterior y hasta un 112% más que en 2020.
Al respecto, el incremento de los costos de la energía y los fertilizantes importados dispararon el aumento de los costos de las importaciones de alimentos.
SUBA DE PRECIOS
Esta previsión aparece, justamente, con un mundo creciendo demográficamente y en la semana en que la población mundial llegaría a los 8.000 millones de habitantes.
La nueva proyección para este año marcaría un máximo histórico y un incremento del 10% respecto al anterior récord registrado en 2021, aunque se espera que el ritmo de crecimiento se ralentice en respuesta al aumento de los precios mundiales de los alimentos y la depreciación de las divisas frente al dólar estadounidense.
El organismo destaca que ambos factores pesan sobre el poder adquisitivo de los países importadores y, en consecuencia, sobre los volúmenes de alimentos importados.
As the world’s population reaches 8 billion, our human family is growing more divided.
Unless we bridge the yawning chasm between the global haves & have-nots, we are setting ourselves up for more tensions & mistrust, more crisis & conflict.https://t.co/Vs1LfnsaTR
— António Guterres (@antonioguterres) November 11, 2022
INGRESOS
Según el informe de la Organización, se prevé que la factura total de las importaciones de alimentos para el conjunto de los países de bajos ingresos permanezca apenas sin cambios, si bien se prevé que disminuya un 10% en términos de volumen, lo que apunta a un problema de acceso a la comida cada vez mayor para estos países.
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“Estas señales son alarmantes desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, ya que indican que los importadores sufren dificultades para costear el aumento de los precios internacionales”, advierte el informe de la Dirección de Mercados y Comercio de la FAO.
Por su parte, el trabajo refiere a un posible ensanchamiento de las diferencias existentes y la desigualdad, ya que los países de altos ingresos siguen importando toda la gama de productos alimentarios, mientras que las regiones en desarrollo se centran cada vez más en los alimentos básicos.