Aunque se detectó hace 20 años en Argentina, el virus del mosaico estriado de trigo (WSMV, Wheat streak mosaic virus) alcanzó su mayor incidencia y severidad en el año 2007, cuando se reportó un importante ataque de la enfermedad en el sudeste bonaerense con pérdidas totales, recuerda la Red de Manejo de Plagas (REM), de Aapresid.
Más allá del principal cultivo afectado por el virus es el trigo, también puede infectar a cebada, avena, triticale, maíz y malezas gramíneas.
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Como muchas otras cuestiones sanitarias cíclicas de la agricultura, nuevamente, en los últimos años esta enfermedad vuelve a preocupar, destacan desde la REM.
UN INSECTO QUE COMPLICA
Asimismo, como todos los virus, el mosaico estriado se transmite por un vector: el ácaro Aceria tosichella. Este insecto puede sobrevivir durante, al menos, tres meses a temperaturas cercanas a cero y tiene la capacidad de persistir tanto en áreas semiáridas como templadas, con una distribución limitada por calor y estrés en sequía. De planta en planta, por su tamaño, se dispersa por el viento.
Entre los síntomas comunes de esta infección, aclaran desde la Red, se encuentran las líneas cloróticas se alargan para formar rayas discontinuas de color amarillo a verde pálido, formando un patrón de mosaico. En casos severos, las rayas pueden fusionarse, formando grandes áreas cloróticas. Además, hay retraso en el crecimiento, plantas estériles o con producción de semillas vanas.
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— Aapresid (@aapresid) July 4, 2022
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