En la evolución de la agricultura argentina, un cambio de paradigma fundamental fue el paso del arado de reja a la siembra directa.
Para Wenceslao Tejerina, director de agroEstrategias Consultores, el agro está viviendo una nueva época de cambio, que puede asimilarse a la de aquel momento de recambio tecnológico: la apuesta por los microbiomas.
“Hace muchos años, solo hacíamos análisis de fertilidad química. Luego, empezamos a mirar los suelos desde el aspecto físico. Y ahora estamos adicionando los análisis de los microbiomas, para determinar qué microorganismos hay, cuántos son, qué hacen, cómo interactúan con las plantas, si son benéficos o patógenos, si ayudan a fijar nutrientes o pueden ser estimulantes, etcétera”, señaló Tejerina, al disertar durante el lanzamiento de Innobio Protergium Terra, una nueva solución 100% biológica para semillas de trigo y cebada, desarrollada por HELM Argentina y Protergium.
El experto afirmó que, del 100% que podría rendir un cultivo en Argentina, en promedio solo se logra el 24%, porque hay un 11% de pérdidas por estrés biótico (plazas, malezas o enfermedades) y un 65% por estrés abiótico (altas o bajas temperaturas, exceso de radiación uv o de luminosidad, ozono, sequías, asfixia radicular, vientos y otros factores).
Estos últimos casos son los que se pueden comenzar a revertir gracias al uso de productos biológicos, en el marco de un cambio de paradigma que también ayuda a cumplir con las demandas de un menor impacto ambiental.
“En la soja no hablamos de fertilización, porque fija nitrógeno de manera natural gracias a una bacteria. Entonces, el trabajo de los microorganismos del suelo no es tan desconocido para nosotros. Hace miles de millones de años que bacterias y plantas interactúan y es aprovechar ese potencial”, añadió.
NUEVO PRODUCTO
Bajo esta premisa es que HELM Argentina y Protergium presentaron Innobio Protergium Terra, el primer bioestimulante para el tratamiento de semillas de trigo y cebada, que combina un consorcio de microorganismos, diferenciándose así de otros productos del mercado, entre otras cosas porque se alinea a la tendencia a la descarbonización de los procesos productivos.
Ese consorcio microbiano está desarrollado a partir de la combinación específica de dos microorganismos: la bacteria Bacillus velezensis T2 y el hongo Trichoderma harzianum TH10. La sinergia entre ambos permite mejorar el crecimiento, adaptación y supervivencia del cultivo bajo condiciones de estrés biótico y abiótico.
Como se mencionó, es 100% sustentable: no genera residuos y además reduce las emisiones de carbono. Es un producto surgido de la investigación y desarrollo de Protergium, que demandó cuatro años de desarrollo y más de 60 lotes de ensayos demostrativos a campo.
FOTO: Esteban Lombardía (Protergium), Mauro-Edalian y Fernando Lespiau (Helm), y Adrián Rovetto (Protergium)
Este producto facilita la solubilización y absorción de nutrientes, mediante la excreción de enzimas extracelulares que transforman compuestos orgánicos en inorgánicos. Tiene la capacidad de competir efectivamente por la colonización de la rizósfera, impidiendo que los patógenos puedan interactuar con las raíces de la planta. Al mismo tiempo, activa los mecanismos naturales de defensas de las plantas, impidiendo el avance del patógeno y produciendo metabolitos difusibles y volátiles con actividad para el control de hongos patógenos de suelo y semilla.
Todas estas características distintivas de ambos microorganismos se combinan en una única formulación para conseguir el máximo potencial de promoción de crecimiento y control de hongos patógenos del suelo y semilla.
“Hemos profundizado nuestra alianza con Protergium presentando esta segunda innovación, ahora orientada a trigo y cebada, pero mantenemos el objetivo de ofrecer una solución que aporte al rendimiento pero que a su vez contribuya al cuidado del medio ambiente” expresó Mauro Edalian, director general de HELM Argentina.
A su vez Adrián Rovetto y Esteban Lombardía, fundadores de Protergium agregaron que “a través de este lanzamiento estamos yendo por más cultivos, pensando no sólo en Argentina sino en la región y el mundo. Creemos que el contexto mundial favorece una más rápida adopción de bioinsumos”.