Está la “sintonía fina” del negocio y también, por debajo, la “ajustadísima ecuación”. Esta última la práctica Javier Digiusto, productor mixto de Corral de Bustos, en Córdoba.
Digiusto trabaja unas 2.000 hectáreas, entre propias y alquiladas. Del total, 170 hectáreas están destinadas a ganadería de cría. También tiene un feedlot con 1.400 animales y el resto es superficie agrícola. Su plan de siembra se basa en soja y maíz, y este año incorporó sorgo granífero para recuperar suelos que estuvieron inundados.
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Aunque parezca arduo, la ecuación que hace el productor es muy clara.
“Si en 2.000 hectáreas de cosecha me ahorro medio quintal por hectárea -que siempre es mucho más-, son 1.000 quintales que voy ganando. Con eso pago la cuota de la máquina”, afirma.
En esta relación simple que hace el productor, influyen muchas cuestiones que van desde el cabezal de la máquina, pasando por el dispositivo de tracción de la trilladora, el consumo de combustible y, por supuesto, el nivel tecnológico. Sin embargo, las mejores cualidades, él las encontró en la Lexión 7600, de Claas.
Todo en una
En la Lexión 7600, “hay un gran salto tecnológico. Yo creí que iba a ser mucho más difícil aprender a usarla, pero al revés. Cualquier operario que preste atención y tenga ganas de aprender puede manejar esta máquina”, advierte, con asombro, sobre la trilladora más tecnológica del mundo.
La experiencia del uso con la oruga, que tiene esta máquina, Digiusto la tuvo, por primera vez, en el 2015 cuando su campo se inundó y quiso cosechar 300 hectáreas.
“Levanté la cosecha en el agua y donde se encajaban los tractores. La experiencia fue única. Me venían a buscar de todos lados. La cosechadora es muchísima más serena y genera menor compactación del suelo, algo que todos buscamos porque permite lograr mayor rendimiento”, reconoce.
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Por su parte, la máquina del cordobés está equipada con cabezal draper HERA de 14,30 metros. “Esta plataforma es mucho más simple. Tiene un mejor tratamiento del grano, una mejor entrega al sistema de alimentación de la máquina y hay menos pérdidas”, afirma.
Otra de las variables que Digiusto mide al máximo está el combustible. “El menor es un ahorro importante”, dice, respecto a que gasta un 25% menos y consumo promedio que varía entre los 8,5 y 11 litros.
El productor es un convencido de Claas, por eso siempre vuelve a elegir la marca alemana desde hace 22 años. La primera CLAAS de Digiusto fue una MEGA 218 que compró en el 2000. Desde entonces, tuvo una LEXION 580, dos 570, una 750, y en 2021 llegó la LEXION 7.600, la cosechadora más tecnológica del mundo.