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Un escudo protector anti plagas y que también protege el ambiente

En un año marcado por el déficit hídrico, el riesgo de daños por ataques de insectos se potencia. Las recomendaciones de FMC.

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A pesar de las lluvias que llegaron en abundancia a algunas zonas del país, el panorama general de crisis hídrica se mantiene y eso, además de restar potencial de rendimiento, suma un riesgo adicional: que la cantidad de kilos por hectárea se reduzca aún más por la acción de plagas que se propagan ante un escenario de falta de humedad.

En un año como este es primordial instalar el concepto de “proteger al cultivo” para que este pueda alcanzar su mayor rendimiento posible, con las condiciones ambientales disponibles, sin ser afectado por las plagas.

Precisamente, la recomendación de FMC es el uso de Cropshield, una estrategia defensiva que se traduce como un escudo protector de cultivos. Posicionado para sojas en estado reproductivo (R3), busca anticiparse a picos poblacionales y lograr mayor eficiencia en el control de las plagas, tanto en orugas, como chinches o trips.

Un aspecto a tener en cuenta es que puede ocurrir que no haya niveles poblacionales altos de estas plagas, pero lo mismo los resultados de ensayos realizados en las últimas cuatro campañas en diferentes regiones del país, muestran una respuesta positiva a la utilización de Cropshield.

La explicación es que siempre es más eficiente mantener al cultivo libre de plagas o con niveles poblacionales bajos, y mucho más en estadios reproductivos del cultivo. Sumado a que la cobertura de Cropshield es casi total respecto al espectro de plagas, siendo esto fundamental, por la suma acumulada de daños que las diferentes plagas pueden afectar a los cultivos.

Resultados positivos

“El nuevo paradigma en el manejo de plagas es ser preventivo a la aparición de plagas, bajo el parámetro de que la eficiencia siempre es superior cuando los niveles poblacionales son bajos. Luego, si hace falta alguna aplicación más, que sea precisamente sobre poblaciones bajas y más fáciles de controlar”, menciona Juan Caporicci, Gerente de Servicio Técnico de FMC.

Cropshield se compone de dos insecticidas: Coragen, contra las orugas; y Dinno, contra chinches y trips. “Ambos activos tienen una amplia persistencia, un amplio espectro de control y un excelente perfil ambiental”, remarca el Caporicci.

Los buenos resultados que respaldan esta recomendación en materia de rendimiento se basan en la experiencia de más de 120 datos o ensayos a nivel de producción, que muestran cómo el uso de Cropshield logra una respuesta positiva promedio de 300 kilos por hectárea en soja en diferentes campañas y condiciones ambientales diversas.

Este valor o respuesta positiva se obtuvo en más de 80% de los lotes evaluados, con respuestas favorables de hasta 700 kilos, lo que da solidez a los resultados.

Cabe destacar que todas las aplicaciones fueron realizadas con el Cofactor de FMC, Biofusión, que permite distribuir perfectamente las aplicaciones, en busca de la máxima eficiencia y manteniendo el adecuado perfil ambiental.

“Cropshield suma seguridad de manejo, ventaja económica y cuidado ambiental. En años como estos, en que los cultivos vienen sufriendo estrés, es fundamental la protección de los cultivos para que se pueda alcanzar sin obstáculos el mejor rendimiento”, resume Caporicci.

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