El mercado de la maquinaria agrícola en Argentina no es ajeno a los problemas de producción de componentes que tienen las empresas a nivel mundial ni al déficit de la balanza comercial en nuestro país, que dificulta el acceso a las divisas necesarias para la incorporación de dichos componentes y el ingreso de máquinas que no se fabrican el país.
Así lo considera AFAT (Asociación de Fábricas y Distribuidores Argentinos de Tractores y otros equipamientos Agrícolas, Viales, Mineros, Industriales y Motores), que remarcó que en el segundo trimestre del año todos los rubros sufrieron una caída significativa en ventas si se los compara con el segundo trimestre de 2020.
Según señala el informe de la industria de maquinaria agrícola elaborado por el INDEC, las unidades vendidas de sembradoras registraron la mayor caída de todos los rubros con el 11,9% respecto de igual período del año pasado; seguido por las cosechadoras, con el 11,4%; tractores, con una caída del 9,8% e implementos, con el 4,4%.
“Estas cifras no representan un dato menor si se tiene en cuenta que se las compara con el segundo trimestre de 2020, cuando las ventas en varios de los segmentos ya habían sido afectadas por los efectos de la pandemia de Covid-19 en la economía y el normal desenvolvimiento de las operaciones.El mercado se desaceleró y estos datos reflejan la caída que desde AFAT veníamos advirtiendo que se podía dar”, expresaron desde la asociación.
En ese sentido, señalaron que no es posible afirmar que existe un único factor que explique el resultado de esta caída en las ventas. Por un lado, los “tiempos de pandemia” afectaron la producción de todas las empresas a nivel mundial, generando dificultades para poder abastecer la demanda de todos los mercados. En tanto, las demoras y el aumento de costos de logística también están generando efectos en el costo y disponibilidad final de máquinas y componentes.
En Argentina, el déficit de la balanza comercial también afecta directamente al Sistema Integrado de Monitoreo de Importaciones (conocido como SIMI), que dificulta el acceso a las divisas necesarias para el ingreso de algunos modelos de máquinas que no se fabrican en el país y complementan toda la gama de productos que se fabrican localmente, como así también algunos componentes necesarios en la fabricación local como cubiertas, componentes electrónicos e hidráulicos, entre otros. Esto demora todos los procesos integrados que impactan en la disponibilidad final de cada máquina.
La incertidumbre que siempre genera en la economía un proceso electoral también influye en el mercado, especialmente el agropecuario, cuyos costos están directamente relacionados con el tipo de cambio.
“El hecho de que la venta de maquinaria agrícola en todos los segmentos haya caído en este período enciende luces de alarma hacia lo que resta del año, dejando en evidencia las dificultades que tenemos las empresas para abastecer de maquinaria de alta tecnología a productores y contratistas”, aseguró Reynaldo Postacchini, presidente de AFAT.
Ya no se trata solo de máquinas que requieren mayor inversión para la compra por parte de productores y contratistas, sino también de aquellos implementos de menor valor, necesarios para todo el proceso de producción agropecuaria.
“Las empresas socias de AFAT fabricamos en Argentina y comercializamos el 80 % de los tractores y el 90 % de las cosechadoras del mercado, y seguiremos apostando al diálogo para poder encontrar una solución a esta problemática que afecta en forma directa una de las producciones más importantes y de mayor generación de divisas como es la actividad agropecuaria”, cerraron.