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Una vez más, la “carne” divide las aguas del agro

Fuertes críticas de CICCRA, CAMYA Y CADIF a la Mesa de Enlace por quedar afuera de la reunión de la Mesa de Carnes.

infocampo

Probablemente no exista en la Argentina un alimento más demandado y controversial que la carne vacuna. Nadie se pelea porque un paquete de arroz esté caro y nadie patalea por no poder comer caviar. Pero todos levantamos la mano, sin importar nuestros ingresos, cuando no podemos comer un asado.

Marca insignia país por su calidad, una especie de bien cultural por su popularidad y sin dudas un termómetro para todos los gobiernos. ¿Por qué? Porque cuando la carne está cara, o al menos cuando los argentinos no podemos comprar un kilo del corte que sea, las miradas buscan al funcionario responsable.

Ahí es cuando el gobierno de turno siente la necesidad de “controlar” el precio interno de la carne vacuna, para que la clase media y baja de la sociedad no comience a prender la hoguera. Algunos optan por hacer llamados telefónicos al Mercado de Liniers y otros directamente cierran las exportaciones de forma total o parcial.

Pero las manos de los gobiernos argentinos y los puños de Rocky no son las únicas que llegan a la res. No, nada de eso. Son muchos los actores que hacen que esta cadena productiva sea directamente un manojo de huellas digitales, y hoy en día, hay una “guerra fría” interna y externa.

Todos contra todos

El primero de los “enemigos” para la cadena cárnica argentina es el propio Gobierno Nacional y su decisión oficial de cerrar parcialmente las exportaciones para “desacoplar los precios internacionales de los locales“, algo que hizo hervir la sangre hasta del más manso.

Pero esa es la “guerra externa” que tiene el campo argentino. Es una especie de privados contra públicos por limitar las ventas al exterior y por no comprender que la cuestión no pasa por el precio local, sino por los ingresos argentinos y la endemoniada inflación endémica.

La “guerra interna”, que sería privados contra privados, es tranqueras adentro y está poblada de miserias y en su momento álgido. En este punto las aguas están divididas y los grupos se arman y desarman, se pelean y se abrazan y nadie quiere reconocerlo del todo.

De un lado del ring están el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y el Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC) que son los portavoces elegidos por el gobierno nacional. Del otro lado están el resto de las cámaras. Y en el medio del cuadrilátero está la Mesa de Enlace y la Mesa de las Carnes, que van y vienen según el momento.

Y estas divisiones pesaron mucho en la jornada de ayer, momento en que la Mesa de las Carnes se reunió con la Mesa de Enlace, sin la participación de CICCRA, CAMYA Y CADIF, que estallaron de bronca.

Ustedes afuera

El presidente de CICCRA, Miguel Schiariti, dijo al respecto que “dejaron afuera de la reunión al 45% del consumo del Gran Buenos Aires, que es lo que engloban las tres cámaras. ¿Por qué? Porque somos críticos de la coordinación de la Mesa de Enlace”.

Y continúo: “Además somos muy críticos de este gobierno y no debemos negociar con un gobierno que rompe los pactos permanentemente y que dice que va a hacer cosas y no hace nada”.

En este sentido, desde la CAMYA afirman que “no se entiende como no nos llamaron a la reunión cuando nosotros nucleamos entre el 70 y 80% de la faena de consumo del país. Además, las políticas del gobierno apuntan a favorecer a los frigoríficos exportadores, impidiendo que los matarifes podamos crecer más en ventas al exterior”.

¿Frigoríficos exportadores? Sí, los nucleados en ABC y dirigidos por Mario Ravettino, denominado por algunos como el “Súper Mario” que fue quien cerró el acuerdo con el ministro Kulfas por los “precios accesibles” de la carne que llegaron a los supermercados este año y que en la reunión que mantuvieron hace meses los matarifes con el gobierno estuvo presente, sin ser matarife ni funcionario.

Cese de comercialización

Mercado de liniers vacio

La bronca por el cierre parcial de las exportaciones primero que nada fue expresada a la sociedad con la medida de la Mesa de Enlace, allá por mediados de mayo, de realizar un cese de comercialización que finalmente se extendió y generó nuevos problemas internos.

El primero de los conflictos fue: ¿Por qué no se suman los granos al paro? Una pregunta más que válida si se tiene en cuenta que las exportaciones de granos son el principal ingreso de divisas que tiene el país, y por retenciones, la recaudación del Estado.

Los granos no se sumaron y agrícolas y ganaderos se quedaron mirando de reojo.

Pero el cese de comercialización también afectó a los pequeños productores, que no cuentan con el respaldo suficiente para mantener la hacienda en el campo, con el riesgo que eso implica cuando un animal está “terminado”.

¿Y los autoconvocados? Estos pidieron recientemente, en la última reunión que realizaron en Bell Ville, que se realice un nuevo cese de comercialización, algo que la Mesa de Enlace descartó rápidamente por considerar que “no es el momento oportuno” así como también que “las bases no estaban reclamando esas medidas”.

La novela no está terminada y quedan muchos capítulos por escribir aún. Pero sin dudas, las peleas internas del sector, así como las externas con el gobierno complican el panorama de la carne vacuna argentina tanto para el consumo doméstico como para el mercado exportador.

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