La Ley de Promoción de Alimentación Saludable (conocida como Ley de Etiquetado Frontal) está a un paso de sancionarse. Sin embargo, su falta de avance en la Cámara de Diputados hace peligrar el proyecto. Sobre ello, diferentes organizaciones de consumidores alertaron, recientemente, su temor a que pierda estado parlamentario.
Al respecto, la Universidad Siglo 21, a través de su “Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales”, publicó un nuevo estudio donde una de las variables de análisis fue el grado de lectura y comprensión de las etiquetas de los alimentos que consumen los argentinos.
Este parámetro se analizó en varios centros urbanos como, la Ciudad de Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Córdoba, Corrientes, Mendoza, Rosario y San Miguel de Tucumán.
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De acuerdo al trabajo, el dato más revelador es la conducta de los consumidores: menos de la mitad de los argentinos lee la información nutricional de las etiquetas; esta conducta es menos frecuente en los hombres (%35,6) en comparación con las mujeres (44,1%).
Regionalizando esta conducta, según los datos, las ciudades más frecuentes que leen la información regional son Corrientes (%50,7), Comodoro Rivadavia (47,8%) y Rosario (46,9%), en comparación con el resto de las ciudades donde se realizó el estudio.
Por su parte, otra información, tal vez la más preocupante, es que sólo 1 de cada 4 consumidores manifestaron tener un entendimiento pleno de la información expresada en las etiquetas.
La Ley de Etiquetado Frontal tiene como objetivo principal es la colocación de una serie de sellos en los envases para alertar cuando se trata de un alimento con alto contenido de sodio, azúcar, grasas saturadas y calorías.
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En la práctica, por medio de esta ley, los alimentos envasados y bebidas analcohólicas tengan una advertencia por medio de un sistema gráfico de octógonos negros con diversas leyendas precautorias.
Según el trabajo de Siglo 21, múltiples estudios científicos demostraron que este es el diseño más efectivo para que el consumidor logre tomar una decisión de compra informada en pocos segundos.
“Poder contar con información clara y legible de los ingredientes que componen los productos que consumimos a diario, nos permitirá tomar decisiones conscientes de compra. Es clave, además, impulsar políticas de concientización y educación alimenticia para asegurar una correcta elección de los alimentos que se consumen”, completó Natalia Cervilla, directora de la Lic. de Nutrición de la Universidad.
A nivel regional, en los últimos cinco años, Chile, Perú, México y Uruguay han implementado etiquetas de advertencia en el frente del envase.
Al igual que lo propuesto en Argentina, las advertencias frontales en estos países también utilizan una forma octogonal en colores negro y blanco con la advertencia “Alto en” o “Exceso de”, seguido de “grasas”, “sodio”, “azúcares”, “edulcorantes” y “grasas saturadas”.