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El carancho austral, un ave perjudicada por especies terrestres exóticas

Así lo definen en un estudio científicos del Conicet. El problema, explican, radica en la restricción de sitios remanentes donde anidar debido a la presión de pastoreo que ejercen las cabras y ciervos introducidos por el hombre en la Isla de los Estados, su hábitat natural.

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Un estudio realizado por científicos del Conicet en la Isla de los Estados reveló que el carancho austral (Phalcoboenus australis) fue perjudicado por la introducción de especies exóticas de animales terrestres.

Aunque no se contaba con investigaciones sistemáticas acerca de la cantidad de estos animales en la actualidad ni del impacto ecológico de su presencia, Amira Salom, becaria del CONICET en el CADIC y miembro del mismo grupo de investigación, estudia desde hace años esta temática como parte de su tesis de doctorado.

Estos y otros trabajos previos del equipo muestran que “la presión de pastoreo ejercida por estas especies exóticas, aparentemente, ha restringido la disponibilidad de sitios para anidar para los caranchos y encontramos algunas sub-colonias de pingüinos que no tienen nidos de caranchos asociados”, asegura el becario doctoral del CONICET en el CADIC, Ulises Balza.

Este animal es un ave rapaz que sólo se encuentra en islas del sur de Argentina y Chile, y como especie, quedó aislada durante las últimas glaciaciones en islas mayormente desprovistas de árboles. Este ave tiene la particularidad de hacer sus nidos en el suelo, en medio del pastizal.

Por su parte, la isla tiene un singular ambiente boscoso acompañado de una fauna igualmente particular: predominan aves y mamíferos marinos. Sin embargo, carece de mamíferos terrestres, a excepción del ratón de los guindales , la única especie nativa de este grupo.

En este sentido, las cabras, ciervos y ratas son todas especies introducidas por seres humanos, quienes tampoco habitan en este territorio.

“Si bien el estado de conservación de la especie a nivel global es casi amenazada -o sea que se sospecha que existen amenazas pero aún no se cuenta con la información necesaria que lo compruebe-, si se analiza cada isla por separado este riesgo aumenta y se considera que está en peligro de extinción. Debido al reducido número de individuos y a la fragilidad de los ecosistemas a los que se asocia, no sería improbable que los caranchos australes desaparezcan de alguno de estos lugares, como, de hecho, ya ocurrió en ciertas islas de Malvinas”, explica Balza.

Principalmente, se alimentan de colonias de aves marinas, que durante sus épocas reproductivas, dan a luz a un gran número de pichones de los cuales el carancho saca provecho.

No obstante, durante la época no reproductiva, las aves marinas desarrollan su vida en el mar, por lo que las colonias quedan completamente vacías.

Sin embargo, existía la presunción de que pudiera haberse dado una relación benéfica en términos alimenticios.

Por el contrario, la investigación demostró que aún cuando la colonia no está disponible “las aves carroñeras de la isla ciertamente se alimentan de ciervos y cabras que han muerto; pero sólo el 5 por ciento de la dieta de los caranchos estimada en invierno provino de esa fuente, por lo que no sería un subsidio importante para su supervivencia”, describe Balza. “En cambio se alimentan de una gran variedad de presas dentro de la red trófica marina. ¿Qué puede ser? Animales muertos que trae la marea, mejillones y otros moluscos en marea baja y, sobre todo, excrementos de lobos marinos que descansan en tierra incluso durante el invierno”, agrega.

El becario del CONICET explicó acerca de los resultados obtenidos en su investigación y los relaciona con aspectos del ave como la movilidad, así como también la abundancia de especies marinas.

“Nuestros resultados sugieren que los caranchos poseen un nicho trófico asociado a las restricciones de movilidad -definidas por su rol en relación a la supervivencia de los pichones- y a la abundancia de aves marinas dada por las variaciones estacionales. Además, encontramos que el nivel de especialización en su alimentación varía con la disponibilidad de aves marinas y el estatus de los individuos. Finalmente, pudimos concluir que dado que la carroña de cabras y ciervos no es una fuente importante de alimento para los caranchos, prevalecen los efectos negativos de la interacción, que se materializa en una disminución en la calidad del pastizal costero y, por lo tanto, en la disponibilidad de sitios para nidificar en el verano”, concluye Balza.

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