Unos pescadores divisaron una anaconda en la tarde del domingo en las costas del río Uruguay, frente a la costa de Salto (Uruguay) y Concordia (Argentina).
Según el relato de los allí presentes, el animal se aproximó a la costa y se movilizó por el río hasta que lo perdieron de vista.
Existen antecedentes de este tipo de avistajes que se dieron con poca frecuencia en los últimos años. Uno de ellos ocurrió la década del ’90, cuando un ejemplar fue visto sobre el río Uruguay y el río Cuareim, en las cercanías de Bella Unión, departamento uruguayo de Artigas. Luego, un pescador encontró otra en Paysandú, sobre el mismo curso fluvial.
En enero del año pasado, una anaconda amarilla apareció en la playa de Piedras Blancas y sorprendió a los turistas a unos 80 kilómetros al norte de Paraná, Entre Ríos. Ante la aparición del animal, los turistas se asustaron y se alejaron rápidamente de la orilla. Posteriormente, la curiyú, otro de los nombres con los que se la conoce, fue retirada del lugar por los guardavidas y trasladada a la Reserva Natural “El Brete”.
Algunos especialistas sostienen que estos casos se deben al ciclo reproductivo de la anaconda amarilla, que transcurre desde comienzos de la primavera hasta fines de diciembre. En ese lapso de tiempo, remarcan que permanece inofensiva y piden protegerla por su estado de vulnerabilidad.
el relato
Según informó uno de los pescadores a un medio local, el animal “tenía una cabeza grande y en su boca (de gran tamaño) llevaba algo, otro animal, estaba comiendo”.
“Cuando la lancha intentó acercarse se sumergió y a los metros volvió a verse un poco en la superficie, pero era grande. Estábamos en duda de que era eso que se veía, una víbora común evidentemente que no. Aparte gruesa y larga, que la verdad asustó. Yo pedía a mi amigo que no se acercara porque no sabíamos que reacción podía tener”, contó.
Y remarcó que ahí cerca “había otra lancha que también pudo ver, pero ellos optaron por quedarse cerca. Nosotros les gritamos y ellos nos respondieron que estaban mirando lo mismo. Era una víbora grande, muy grande, por eso pensamos que es una anaconda. Hemos visto víboras en el río pero no de este tamaño”.
Probablemente, el reptil pudo haber llegado a través de un desplazamiento por sobre todo por medio de islas de camalotes, afirmó.