Si uno elige vacunar a sus seres queridos, a sus mascotas, a su ganado, y vacunarse a uno mismo, ¿por qué no vacunar a sus cultivos si ello fuera posible?
Hoy esto es posible gracias a Howler, un producto de Summit Agro netamente biológico, que surge como resultado de la investigación desarrollada por un grupo de científicos del CONICET, en conjunto con la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán (EEAOC) y con la Universidad de Tucumán. Ellos descubrieron una nueva proteína natural extraída de un patógeno fúngico de la frutilla, llamado Acremonium Strictum SS71, que activa y aumenta las defensas en las plantas, mejorando su nivel de protección frente a distintos tipos de estreses bióticos y abióticos. No contiene microorganismos vivos, ya que el principal ingrediente activo es una proteína extracelular.
Así lo cuenta el Ing. Agr. Vicente De Lisi, el responsable de desarrollo comercial del NOA con casi 10 años de experiencia en investigación de campo en la Estación Colombres.
En sus numerosos estudios, los investigadores encontraron que esta proteína vegetal desencadenaba un proceso de síntesis de defensa de la planta y que la preparaba para cuando llegara el individuo que tenía la capacidad de enfermarla. Entonces la planta de frutilla recibía mejor estos patógenos. Los trabajos demostraron que aplicando esta proteína, la planta desencadena un proceso de síntesis de defensa sistémico en todo su cuerpo, como si se hiciera presente la enfermedad y ella creara sus propios anticuerpos.
Al desencadenar tres vías diferentes de defensa dentro de la planta, no es un mecanismo específico dirigido a un patógeno. Es decir, a diferencia del modo de acción de un fungicida químico, Howler desarrolla un proceso generalista, no específico, de manera que la planta se defiende bien para todas las enfermedades. No obstante, cuando la presión de inóculo es mucha, el proceso termina superando la defensa y por ello se recomienda mezclarlo con el fungicida.
De esta manera, cuando los cultivos tienen mucha presión de enfermedades, dependiendo el año y las condiciones ambientales, la mejor alternativa es aplicar Howler junto a un fungicida químico, por ejemplo, RACE RM. Así, se lograrán mayores rendimientos. Asimismo, según el problema a controlar, la zona y el cultivo existen opciones en el orden de aplicación, primero el producto y luego el fungicida químico.
“De la frutilla pasamos a la soja, el trigo y la cebada, con resultados exitosos”, continúa De Lisi, y “en principio todos los ensayos se hacían para ver como bajaba el nivel de severidad de las enfermedades. Y eran tantos los ensayos que en cada uno se iba dando algún tipo de estrés diferentes, y así se descubrió que la planta no solo se prepara para soportar estrés de tipo biótico como enfermedades, sino también estreses abióticos como sequías o anegamiento”.
En cuanto a la calidad de aplicación, se recomienda trabajar con cono hueco como todo fungicida. De todas maneras, su efecto se ve favorecido por el modo de acción de Howler, que al desencadenar un proceso sistémico en la planta, no es necesario pegarle directo al patógeno como en el caso de un insecticida. Por otro lado, se adapta muy bien en mezclas de tanque con insecticidas, fungicidas sin problemas de precipitados.
El momento de aplicación en soja se recomienda desde R1 a finales de R5 y en trigo es de Z2 ó Z3 en adelante. Aunque ello depende del año ya que cuando las enfermedades se adelantan se prefiere adelantar las aplicaciones. Al ser un producto netamente preventivo, se aplica antes de la aparición de la enfermedad o del estrés. A modo de ejemplo, cuando se tiene el pronóstico de una sequía, es conveniente aplicarlo antes de que se produzca el estrés.
El Ing. Agr. Vicente De Lisi, aclara: “En cultivos de invierno lo estamos aplicando con anticipación a una helada, y entonces la planta se prepara mejor para este tipo de estrés.”
Otro beneficio de Howler es que al no actuar sobre el patógeno, no puede generar resistencia y además al ser de banda verde no deja residuos químicos.
Howler es producto del conocimiento científico que ofrece claros beneficios que redundan en la rentabilidad de los cultivos, por ello los especialistas recomiendan su uso.