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La compañía argentina líder en microbiología agrícola que comienza a certificar su huella de carbono

"Tenemos el desafío de aumentar nuestra eficiencia productiva sin descuidar la huella ambiental", aseguró Ricardo Yapur, CEO de Rizobacter.

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A partir de este año, Rizobacter comenzará a certificar su huella de carbono para cumplir con objetivos específicos en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y seguir contribuyendo en las acciones contra el cambio climático. La compañía fortalece así su estrategia de sustentabilidad corporativa, alineada a un paradigma de agricultura baja en emisión de carbono.

“Tenemos el desafío de aumentar nuestra eficiencia productiva sin descuidar la huella ambiental. Con esta base llevamos adelante una propuesta de valor para la agricultura, con tecnologías microbiológicas que ayudan a incrementar los rendimientos de los cultivos y que aportan sustentabilidad al sistema”, sostiene Ricardo Yapur, CEO de Rizobacter.

Con el asesoramiento de la consultora Herza Global, la compañía líder en microbiología agrícola se enfocó en determinar su huella de carbono corporativa. Este trabajo implicó el análisis de sus actividades y la identificación de las etapas del proceso productivo que generan emisiones de gases de efecto invernadero.

Ahora, la certificadora DNV GL lleva adelante la auditoría sobre las metodologías que se utilizaron para la cuantificación de las emisiones en la planta instalada en el Parque Industrial de la ciudad de Pergamino. Todo el trabajo se enmarca en la norma internacional ISO 14064 y está permitiendo gestionar riesgos y estimular la innovación en los equipos de trabajo, orientados hacia la búsqueda de respuestas que contribuyan a mitigar la incidencia de los gases que provocan el efecto invernadero.

“El propósito es trazar un plan de mejoras de nuestras conductas y acciones, para realizar un uso más eficiente de los recursos con el objetivo final de establecer un proceso productivo carbono neutral. Este estado se consigue cuando se emite la misma cantidad de dióxido de carbono equivalente a la atmósfera de la que se absorbe por distintas vías, lo que deja un balance cero”, agrega Gustavo Henrich, gerente del Sistema de Gestión Integral de Rizobacter.

Cómo se mide

En la medición de la huella de carbono corporativa, se incluyen las emisiones directas e indirectas atribuibles a las operaciones sobre las cuales Rizobacter ejerce el control.

Entre las emisiones directas están las que provienen de fuentes que son propiedad o son controladas por la empresa, como el consumo de combustibles fósiles en fuentes fijas como calderas o grupos electrógenos, y en fuentes móviles como la flota de automóviles. También aquí se contabilizan las emisiones fugitivas debido a fugas de los equipos de climatización, por el uso o recarga de extinguidores de incendio y emisiones por el tratamiento in situ de efluentes líquidos.

Las emisiones indirectas, incluyen las que se generan por la electricidad adquirida y consumida por Rizobacter e incluye principalmente a la energía consumida por la iluminación, los equipos de refrigeración, las cámaras de fríos y los motores, entre otros factores. Estas emisiones, si bien ocurren físicamente en la planta donde se genera la electricidad, son atribuibles a la empresa.

También se miden las emisiones indirectas, que ocurren en fuentes que no son propiedad ni están controladas por la empresa, y que en este caso incluyen al tratamiento de los residuos fuera de la planta, los residuos domiciliarios o asimilables a urbanos y los residuos cloacales.

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