El éxito en el control de las malezas difíciles depende no solo de un manejo integrado, sino también de una
planificación acorde a cada lote y de conocer el momento adecuado para su control, estrechamente asociado a realizar una planificación acorde al flujo de emergencia de estas malezas. Es importante estar constantemente actualizado en cuánto a las mejores prácticas de manejo para lograr un control efectivo.
El maíz (Zea mays) es una gramínea anual originaria y domesticada por los pueblos indígenas del centro de México hace unos 10.000 años. Actualmente, es el cereal con mayor volumen de producción anual (1100 M de tn aprox; USDA, 2019), superando al trigo y al arroz.
Además de su uso con fines de alimentación tanto humana como animal, la producción se utiliza en un alto porcentaje para producción de energía (biocombustible – bioetanol).
Desde los comienzos del cultivo de maíz a la actualidad, los incrementos de rendimiento por unidad de superficie fueron producto de la generación de mejores materiales, adaptación a las distintas zonas productivas y a las mejoras en el manejo del cultivo entre las que se pueden destacar la fertilización y control de enfermedades, insectos y malezas.
Los resultados mostrados en el gráfico anterior son resultados promedio de los lotes sembrados en cada país.
Seguramente los rendimientos potenciales alcanzables sean mucho mayores, pero estos se ven amenazados por distintos factores reductores entre los que las malezas aparecen como uno de los más importantes.
El hombre ha lidiado con malezas difíciles en sus cultivos, controlándolas con diferentes herramientas según la época, para evitar la competencia por luz, agua y nutrientes y evitar las pérdidas de rendimiento (FAO, 2020).
Es importante definir entonces, para el maíz, la magnitud de pérdidas de rendimiento provocadas por la
competencia de malezas y el momento más crítico de esta interacción entre especies; reportando diversos estudios, las pérdidas de rendimiento potencial ocasionadas en este cultivo en el mundo pueden alcanzar valores de hasta el 15% (la brecha de rendimiento entre los potenciales de cada material y lo alcanzado en la actualidad alcanzan hasta 40%) (Salvagiotti F., 2009).
Si centramos la atención en lo que sucede en Argentina, las malezas más problemáticas presentes en nuestros campos y que ejercen competencia con el maíz son el Yuyo Colorado y una variedad de gramíneas anuales como el Sorgo de Alepo, Capín, Pata de Gallina y Pasto Cuaresma entre las más comunes.
No solo son las más problemáticas por la existencia de biotipos con resistencia a varios modos de acción, sino porque sus períodos de emergencia coinciden con los de siembra y primeros estadíos del maíz.
El período crítico de competencia está definido como el lapso en el que debe mantenerse el cultivo libre de la competencia de malezas para prevenir pérdidas de rendimiento y donde el desmalezado (mecánico o químico) presenta el mayor retorno económico. En el maíz, este período comprende aproximadamente hasta los 40 – 45 días desde la siembra. Este valor es dinámico y difiere entre especies de cultivos. Entre los factores a tener en cuenta para definirlo se encuentran los hábitos de crecimiento del cultivo y la maleza y el momento de emergencia y densidad de las malezas.
Las disminuciones en el rendimiento, cuando se deja al cultivo competir libremente con la malezas en los primeros estadíos de crecimiento pueden alcanzar hasta 50% en situaciones de alta infestación y escasez de agua.
Desde SUMMIT AGRO ARGENTINA siempre promovemos la utilización de herbicidas residuales para el control de las malezas antes de que éstas emerjan, pero este manejo requiere de un conocimiento exhaustivo de los lotes, situación que no siempre sucede en los sistemas de producción actuales donde más del 60% de la superficie se maneja con alquileres (muchos de estos anuales) y con rotación de inquilinos. Por eso invertimos también nuestro tiempo y esfuerzos en generar herramientas para el control post-emergente de las malezas ya que existen situaciones imprevistas que pueden hacer que los controles con herbicidas residuales no sean satisfactorios o los diferentes planteos de siembra y manejo de plagas requieran de herramientas con alta efectividad en los controles cuando tanto como el cultivo y la maleza estén emergidos.
SUMMIT AGRO ARGENTINA, empresa con Tecnología Japonesa Líder, ofrece en este segmento el producto BRUCIA, una innovación en el control post emergente de malezas en maíz. Brucia está formulado en base al activo Tolpyralate (modo de acción HPPD). Se destaca principalmente por su efectividad en el control de las malezas más difíciles y abundantes y también por sus características físico químicas que lo hacen muy amigable con el medio ambiente (herbicida banda Verde – Clase IV). Sumado a todo esto, da flexibilidad en las rotaciones de los cultivos invernales que puedan seguir al maíz, ya sea para producción o de servicio ,debido a la baja toxicidad que presenta , pudiendo sembrarse sin riesgo 3 meses después de la aplicación de Brucia.. Además de ser selectivo para todos los híbridos de maíz, tiene alta compatibilidad con otros productos, por lo que puede mezclarse en el tanque sin problemas.
Por todas estas características, usando BRUCIA en el cultivo de maíz, te podés quedar tranquilo campaña tras campaña, siendo una opción de herbicida post emergente completamente eficaz y con menores restricciones a la hora de volver a sembrar.
A continuación, compartimos imágenes de lotes tratados con el herbicida Brucia en los cuáles las malezas predominantes eran Amaranthus sp. (con resistencia a glifosato y ALS) y Eleusine indica (con resistencia a glifosato).
En el último año, en Argentina se sembraron alrededor de 6,5 millones de hectáreas de maíz (BCR web, 2020). Se estima por diferentes investigaciones del INTA que más del 90% de los lotes tienen presencia de malezas con resistencia al herbicida Glifosato; por lo tanto, las alternativas de control con herbicidas de diferentes mecanismos de acción cobran aún más relevancia y se vuelven herramientas fundamentales para evitar las apariciones de nuevos biotipos resistentes y lograr así producciones rentables y sustentables en el tiempo.