Los productores agropecuarios y la agroindustria tienen hoy un desafío: producir alimentos saludables en ambientes sustentables. Era una demanda del consumidor que se venía insinuando, pero que hoy se acentuó por varias razones.
Socialmente hay una mayor sensibilidad al cuidado de nuestro cuerpo, con hábitos saludables, a través de una alimentación variada y equilibrada, más la realización de ejercicios y cualquier actividad física, evitando el estrés en la medida de lo posible y descansando lo suficiente.
Actualmente organismos de la salud nos informan que una alimentación saludable contribuye a una mejor respuesta del sistema inmunológico, incluso del Covid-19, ya que ayuda a disminuir las complicaciones que causa esta infección.
Por lo expuesto, seguramente el consumidor cambiará sus hábitos, y demandará alimentos producidos y procesados con normas de seguridad, de higiene, tomando mayor importancia las prácticas agronómicas, las Buenas Prácticas Agrícolas, Ganaderas y de Manufactura, la trazabilidad en la producción, y por qué no, la certificación de origen que garanticen estas características.
Hoy disponemos de información técnica aportada por el INTA y las universidades que nos permitirá aprovechar la ciencia del conocimiento y de las prácticas agronómicas para producir los alimentos saludables que requerirá la demanda del consumidor por venir.
Estas tecnologías que aportan estos organismos, producto de su trabajo en investigación y experimentación, y que hoy disponen en lotes y campos demostrativos, comprueban científicamente que las mismas son aplicables y son socio-económica y ambientalmente sustentables.
El gobierno tiene la responsabilidad de dar el marco regulatorio y los incentivos fiscales y crediticios necesarios que propicien la aplicación de estas tecnologías, con protocolos que permitan implementación a través de las Buenas Prácticas Agrícolas, Ganaderas y de Manufactura.
Ya hay provincias que tienen políticas para promover las BPAs en sus productores, conscientes de la importancia que tiene el tema y de la necesidad de ofrecer acciones de gobierno que las propicien.
Disponemos de los recursos naturales, la capacidad innovadora del sector productivo (tanto desde la producción como de los servicios – logística, procesamiento-) y de la tecnología necesaria. Hoy necesitamos de un marco regulatorio y políticas de promoción, estables a lo largo de los años, y que aporten la confianza y previsibilidad para invertir en la producción de alimentos saludables en ambientes sustentables.
Ya no es una moda, ni siquiera una tendencia, hoy es una realidad. Y el país en su conjunto tiene esta responsabilidad, este desafío. Un compromiso inexpugnable de hacer frente a la alimentación saludable y sustentable. No como una moda, sino como resultado de una fuerte convicción.