Una de las preguntas más importantes que uno puede hacerse hoy en día es “¿qué será del mundo tras la pandemia?” Analistas internacionales y nacionales pasan horas suponiendo y pensando en el nuevo escenario tras el surgimiento del COVID-19.
La preocupación no es solo cómo será el nuevo orden mundial económico, sino seguir de cerca los cambios de hábitos de consumo que produjo la cuarentena, evaluar las repercusiones sociales, identificar las nuevas conductas alimenticias, entre otros puntos.
Por suerte, en este mundo globalizado la información fluye como agua, y ya se pueden sacar algunas conclusiones según los datos aportados por diferentes instituciones.
Uno de los cambios que ya se pueden apreciar hoy en día es la tendencia se observa en los productos relacionados con el hogar y sus aspectos emocionales: el cuidado, lo lúdico y el acto de cocinar. No es casual que una de las tendencias más asociadas a los primeros tiempos de la cuarentena haya sido la masa madre.
En relación a esto, Luciano López Jáuregui, licenciado en Ciencias Químicas y Máster en Bromatología de la UBA, director de Investigación, Desarrollo y Calidad de Molinos Río de la Plata, explica que antes hubo “etapas de practicidad absoluta, donde pasar el menor tiempo posible con la cocina era un valor: era tirar las patitas al horno y dedicarle poco tiempo. Pero ahora hubo una resignificación con esto de ‘meter las manos en la masa’, de dar amor a través de la cocina. Y todos esos productos están teniendo una nueva ola de tendencia, en las que el que interviene siente esta satisfacción”.
“Con la tendencia de cocinar más, se vio un aumento en el consumo de productos orientados hacia el hogar o básicos, como la harina, el aceite y los fideos, que impactó positivamente en los volúmenes de la compañía de las ventas”, detalla Jáuregui, en referencia a lo comercializado por Molinos Río de la Plata durante la cuarentena.
Un dato a tener en cuenta, es que los productos que no son básicos, como los snacks, han sufrido una caída lógica, asociados a la crisis.
Una segunda tendencia que aparece con la pandemia y la cuarentena es la inocuidad y seguridad alimentaria.
“La conducta generalizada de desinfectar cada producto comprado apenas ingresa al hogar generó mayor atención y concientización sobre las nuevas prácticas de manufactura, y hay más confianza en las empresas más tradicionales que tienen niveles de inocuidad y seguridad ya validados a través de los años”, señaló el profesor, quien además destacó el aumento de consumo de pan envasado por sobre el producto de panaderías tradicionales “más allá de que la gente realiza menos compras y las focaliza en un supermercado”.
“Estas últimas tres décadas afectaron bastante a la prensa de los alimentos procesados y nos olvidamos de dónde vienen estos. Ahora se está viendo una resignificación. Aunque no sé cuál será su residualidad para los próximos años, hoy por hoy está presente”, indica el especialista.
A razón de estas nuevas tendencias, el Máster Internacional en Tecnología de los Alimentos (MITA) que nace de un convenio entre la Facultad de Agronomía de la UBA y la Universidad de Parma, Italia, realizará el 14 y 15 de agosto un curso titulado “Desarrollo de nuevos alimentos”, que será dictado por López Jáuregui, y buscará desandar la nueva ruta de los alimentos.