Con el fin de combatir a Ceratitis capitata y Anastrepha fraterculus, las plagas más comunes en San Juan conocidas como “mosca del mediterráneo” y “mosca sudamericana de la fruta”, respectivamente, desde el año 2008 que el Conicet lleva a cabo un control biológico para enfrentar a estos visitantes perjudiciales.
A través del Laboratorio de Investigaciones Ecoetológicas de Moscas de la Fruta y sus Enemigos Naturales (LIEMEN), y en colaboración con el Gobierno de la provincia cuyana, y con la Dirección de Sanidad Vegetal, Animal y Alimentos (DSVAA), firmaron tres convenios de I+D rubricados a partir de 2009 y gracias a los cuales se obtuvieron resultados prometedores en relación al desarraigo de los insectos invasores.
La provincia de San Juan posee una gran extensión y diversidad de áreas frutícolas y hortícolas, aisladas entre ellas por barreras climáticas y orográficas que se ven amenazadas constantemente por la invasión de insectos y plagas. Por este motivo, el control biológico resulta un excelente método para enfrentar a estos visitantes perjudiciales. Dicho procedimiento consiste en la regulación de poblaciones de plagas por medio del empleo de enemigos naturales, tales como los parasitoides, para contrarrestar su incidencia en las plantaciones sin producir mayores alteraciones en el ambiente.
El doctor Sergio Ovruski, investigador del Consejo y director del LIEMEN, es uno de los partícipes de la línea de trabajo en cuestión. El especialista explica que la avispa parasitoide Diachasmimorpha longicaudata, es la candidata ideal para llevar a cabo un control biológico aumentativo en las plantaciones frutícolas, ya que ataca eficientemente a las larvas de las Ceratitis capitata y Anastrepha fraterculus.
“Durante los años 2011 al 2014 se realizaron las primeras ‘liberaciones esporádicas’ de adultos de esta especie de avispa en campo abierto de diferentes valles frutícolas de la provincia de San Juan”, explica Ovruski. De hecho, estas acciones determinaron la efectividad de control de alrededor del 40% de las hembras adultas del longicaudata frente a poblaciones silvestres de la mosca del mediterráneo, lo que representa un número muy positivo desde el punto de vista agrícola
El establecimiento de la especie parasitoide bajo condiciones de laboratorio, señala el investigador, consistió en una de las actividades primordiales del equipo de trabajo en Tucumán como parte del proceso de los primeros estudios sobre su efectividad contra las larvas silvestres de las plagas mencionadas. A esto se suma el temprano traslado de la especie de avispa desde Tucumán a San Juan, lo que posibilitó la instalación de la cría masiva en la BioPlanta San Juan (DSVAA, Gobierno de San Juan), para un estudio in situ sobre una cepa de sexado genético de la mosca Ceratitis capitata.
Existen múltiples herramientas para el control de insectos, pudiéndose emplear métodos químicos o de “trampeo” para combatir a plagas de plantas, frutos o cultivos. Sin embargo, en casos como estos, para Ovruski, el control biológico es en la actualidad “una de las estrategias más apropiadas contra las ´moscas de la fruta’ debido a la compleja ecología de estas plagas y al bajo umbral económico que se requiere para producir fruta sana para exportación o consumo local”.