Los rendimientos de la soja van tomando forma. A ciencia cierta, ahora, se conocen los primeros estándares de rendimiento y el impacto que tuvo el clima en las diferentes zonas y en un momento crítico del cultivo.
Según la Bolsa de Comercio rosarina, “los satélites están dando su veredicto: este año se sembraron 5,03 millones de hectáreas en la región núcleo“, una superficie semejante a la del año pasado (5,06 millones de hectáreas en 18/19).
Asimismo, menciona el informe de la entidad, fue récord la superficie de siembra de soja de segunda, arrastrado por la importante siembra de trigo en la región.
Sin embargo, lo que más están llamando la atención es la importante disparidad en los rindes entre zonas. La Bolsa cita que hay rindes que llegan a 62 quintales por hectárea Marcos Juárez (Córdoba) y otros que apenas llegan los 21 quintales, como en Bigand (Santa Fe). Las lluvias, así como la influencia de la napa en el periodo de llenado de grano son las variables que marcan los 40 quintales de diferencia.
Más pareja está la situación en el centro de Santa Fe. Allí, las lluvias fueron la clave para sostener los rindes durante la sequía y los rendimientos promedio oscilan entre los 37 a 50 quintales por hectárea.
Pero no solo del volumen se trata, también de la calidad. “El mayor porcentaje de daño está dónde más se notó la falta de agua, en la franja este de la región. Allí, se observa entre un 10% a un 50% de granos verdes”.
La falta de agua, en esos casos, en la etapa de llenado de granos de soja de primera hizo que las plantas se secaran prematuramente, por lo que no hubo tiempo de degradar la clorofila de los granos, explican los técnicos del área.