Una nueva recorrida por los campos que forman parte de la Red Agropecuaria de Vigilancia Tecnológica (RAVIT), en el norte de Córdoba, dejó datos muy interesantes. Esta iniciativa, que involucra a 50 productores, evidencia que los agricultores tienen “su propio manual” de producción y que, en promedio, dejan en el campo entre un 30%-40% de los rendimientos alcanzables.
“Individualmente nunca vamos a tener la capacidad de generar la cantidad de datos que logra RAVIT. Estoy convencido que si ponemos en común la información y la interpretamos correctamente, vamos a lograr resultados con mayor velocidad”, reflexiona Guillermo Aguirre, productor de “La Josefina”, un campo ubicado a pocos kilómetros de Río Segundo, e integrante de este proyecto.
Esteban Tronfi (Foto 1) , director de RAVIT, agrega: “Este trabajo que venimos realizando con 50 productores y luego de tres años, nos permite ver cuáles son las decisiones de manejo que construyen las diferencias entre rendimientos que en ambientes similares pueden rondar un 30% o 40%”.
Emilio Satorre (Foto 2), investigador, docente de la Facultad de Agronomía (UBA) y reconocido consultor, fue invitado a la última recorrida por Córdoba ya que también participa del proyecto, analizando los datos que surgen cada campaña.
Entre los aspectos de interés que destacó Satorre, él menciona que, de Norte a Sur “hemos visto situaciones muy distintas”, pero asegura que muchas son coincidentes en la mayor presencia de cultivos de cobertura, un mejor cuidado de la fertilización, un manejo inteligente de las malezas y una multiplicidad de fechas de siembra tanto en maíz como en soja, muy tempranas y también tardías.
Según el consultor, en el cultivo de maíz, la mayor incorporación de antecesores con cultivos de cobertura fue una de las grandes novedades de la campaña y agrega también que el manejo de nutrición ha sido más cuidadoso, tanto en maíz como en soja, al igual que el manejo de malezas, justamente en una región donde la problemática suele ser acuciante.
Entre las conclusiones de la recorrida, Satorre asegura la necesidad de revisar las excesivas densidades de siembra que se trabajan en soja. “Los lotes que hemos relevado generalmente están apuntando a una distribución de 40 semillas por metro cuadrado, o incluso más. Posiblemente ese valor pueda reducirse hasta un 20%”, sostiene.
UPL que ha apoyado la iniciativa RAVIT desde sus inicios, ha puesto especial atención al creciente problema de malezas resistentes. “Actualmente más del 70% de la superficie de soja utiliza herbicidas PPO. Si uno proyecta la presión de selección sobre yuyo colorado, es muy probable que esta herramienta tenga una vida útil muy corta”, remarca Alejandro Piñeiro, gerente de producto de herbicidas de UPL. “Por eso, agrega que es importante rotar los modos de acción y posicionar cada herbicida dentro de los flujos de emergencia.
En ese sentido, la marca destaca el nuevo herbicida Tripzin, un preemergente para soja que previene la generación de resistencias y es una excelente alternativa para rotar con inhibidores de PPO.