El Megaplatypus sulcatus Chapuis, conocido vulgarmente como “barreno o taladrillo de los forestales“, es un coleóptero que produce severos daños en plantaciones forestales y frutales perforando el tronco de los árboles, debilitándolos o inutilizando su madera.
Este insecto construye galerías hacia el centro del tronco. El diámetro de las mismas no supera el centímetro. Los ataques del taladrillo de los forestales se evidencian en árboles en pie, sanos, preferentemente en troncos con un diámetro mayor a los 20 cm y un contenido de humedad mayor al 50%, aunque en condiciones de ataques severos, árboles de menor diámetro son igualmente susceptibles.
El signo más evidente de ataque de taladrillos es la característica presencia de savia “chorreando” por los troncos durante los meses de primavera-verano, coincidiendo con los momentos de conducción de savia en el interior del tronco.
En algunos casos este fenómeno no es observable, por tanto es necesario revisar los troncos para localizar los orificios de entrada de las galerías. En alamedas es factible detectar galerías desde el nivel del suelo hasta una altura de 10 metros o más. En aquellos casos donde se cuente con cortinas rompevientos doble se debe tener especial cuidado en observar el lado “interno” de las alamedas.
Otro signo característico es la presencia de aserrín fresco sobre la galería o en el piso. La presencia de aserrín “grueso” indicará un ingreso reciente de los adultos mientras que, el aserrín “fino”, es característico de la presencia de larvas al interior del tronco.
La gama de huéspedes del taladrillo es amplia. Esta especie no discrimina ejemplares de arbolado público (fresnos, olmos, plátanos, eucaliptos, acacias), forestales (sauces, álamos y pinos) ni tampoco las plantaciones de manzanos y perales.
Una buena práctica para disminuir los niveles poblacionales de taladrillo es la colocación de trampas de captura de adultos en las galerías. Cualquier tipo de recipiente puede ser colocado sobre las galerías a fin de retener los adultos en su interior.
La colocación de trampas debe realizarse preferentemente en los meses invernales a fin de poder detectar la mayor cantidad de galerías. Al finalizar los períodos de vuelo de adultos (Mayo-Junio), se deberá retirar la trampa y eliminar los adultos capturados.
Con la realización de este tipo de práctica cultural es posible disminuir los niveles poblacionales de la plaga en un 50-70% y en algunos casos, el 100%.
Control químico:
Consiste, básicamente, en el uso de productos químicos de síntesis pulverizados sobre los troncos o la introducción de insecticidas en galerías o troncos.
En el primer caso se demostró que muchos productos de uso frecuente en la zona ejercen una importante merma en los niveles poblacionales de taladrillo. El asperjado de troncos con manguera (utilizando soluciones de clorpirifós 48% al 0,2%, o carbaril 425 g/100 l o deltametrina 5% al 0,1%,) al comienzo de los vuelos de los adultos, permite disminuir notoriamente las poblaciones de taladrillo. Otros productos como el metil azinfos y lambdacialotrina utilizados en las dosis recomendadas para carpocapsa han demostrado también su eficiencia.
Trabajos realizados en Mendoza demuestran que la aplicación de cal espesa (20%) y azufre disuelto (1-2%) sobre los fustes en dos aplicaciones anuales, permiten disminuir los daños producidos en un 90%.
Otra metodología utilizada es la colocación de cápsulas de Acefato en los troncos. En este caso, el objetivo del tratamiento es la eliminación de las larvas al interior de los troncos.
Todos estos productos pueden a su vez ser inyectados directamente en las galerías.
En aquellos sitios donde se están empleando prácticas de manejo de producción orgánica es posible el uso de productos como la ryania o piretros naturales. Sin embargo, éstos no demostraron una eficiencia superior al 60% en condiciones de laboratorio.
Control cultural:
Esta metodología se basa en la utilización de herramientas mecánicas o en prácticas humanas que colaboran en la disminución de los taladrillos.
Algunas de las medidas culturales más eficaces para disminuir los efectos nocivos de esta especie son los factores preventivos como el mantenimiento de niveles correctos de fertilización y un adecuado riego de las parcelas. Estas prácticas colaboran con la sanidad de las plantas, ya que favorecen una buena conducción de savia por los vasos inhibiendo el desarrollo de estadios larvales al interior de los troncos.
Otra práctica utilizada con muy buenos resultados es la obturación manual de galerías. Ésta consiste en colocar pequeños tacos de madera u otro material resistente, dentro de las galerías. El método es eficiente si los tacos se colocan en aquellas galerías recién hechas (con aserrín “grueso”). Por tanto, es indispensable realizar esta tarea durante los meses de vuelos de adultos.
La dificultad principal radica en el reconocimiento de este tipo de galerías. Si la práctica se realiza en tiempo y forma se evitará el encuentro entre los sexos o la salida de machos que inician galerías.
Es importante destacar la revisión periódica de alamedas y frutales a fin de detectar lo antes posible las galerías e implementar a corto plazo alguna tarea de control. Así se evitará la dispersión de la plaga y daños futuros a gran escala.