Desde que comenzó febrero, el régimen de lluvias en las zonas agrícolas mejoró notoriamente, lo que trajo alivio para muchos campos en los que los cultivos estaban acusando síntomas de estrés hídrico. Fue un aporte estratégico para apuntalar el rendimiento y mantener vigente el potencial.
Pero ese alivio, también se transformó en una amenaza, por otro lado.
En el caso de la soja, “las condiciones ambientales predisponen al aumento de presión de patógenos“, dice el técnico Matías Retamal. Asimismo, aconseja que hay que realizar los monitoreos en tiempo y forma para detectar la presencia de enfermedades, determinar cuáles son y relevar si el umbral de afectación requiere una aplicación. Aspectos decisivos en lo que hace a la sanidad vegetal.
Entre los datos fundamentales que transmite el asesor menciona que, cuando estas enfermedades no son tratadas a tiempo, se puede perder entre 5%-25% de rendimiento de la soja. Por eso, aconseja no escatimar en gastos. “Elegir el fungicida más barato puede tener un impacto inicial en el bolsillo favorable, pero a la larga el rinde y la calidad se puede ver lo mismo afectado”, afirma.
Ya que en el control fungicida está la diferencia, el técnico, que es gerente de fungicidas y tratamiento de semillas de FMC, establece sus principales recomendaciones.
“Para enfretarse a las enfermedades de fin de ciclo, Nanok es una muy buena opción ya que representa una mezcla de dos activos como la Azoxistrobina y el Flutriafol, ambos en una mezcla equilibrada que otorgan alto poder de penetración. Desde FMC, también contamos con Rubric Max, otra estrobirulina y triazol, como los anteriores, pero con efecto superior. Con este producto, el agricultor logra un efecto preventivo, curativo y erradicativo”, dice.
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En referencia a dosis y tratamiento, Retamal precisa que en un rango de aplicación que varía entre los 400 y 480 centímetros cúbicos por hectárea, con Nanok se puede lograr el control de todo el complejo de enfermedades de fin de ciclo.
A su vez, con Rubric Max se necesitan 250 – 300 centímetros cúbicos por hectárea que tienen efecto de R1 en adelante. “Una secuencia lógica, con resultados potenciadores, sería aplicar Nanok y luego completar con Rubric Max”, explica.
Otra herramienta es Biofusión, una nueva línea de “crop protection”. Este producto se trata de un cofactor con base orgánica que ayuda a la penetración, favorece la tasa de ingreso del producto en la planta y contribuye a minimizar las pérdidas de activo por volatilización y evaporación.