El Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen), organismo orientado a la protección fitozoosanitaria del territorio local, concretó la venta de 440 millones de moscas del Mediterráneo estériles a Marruecos. Los insectos “producidos” en la Bioplanta de Santa Rosa serán empleados por el Gobierno de Marruecos en el marco de su programa de control de plagas.
Hasta el momento, el material utilizado por Marruecos provenía de la planta de producción de insectos estériles de Valencia, España.
Desde marzo, según informaron autoridades de la institución, se comenzará con los envíos de insectos estériles, los cuales se extenderán hasta el 15 de mayo de 2021. En total se realizarán 44 envíos de 10 millones de moscas por semana.
Actualmente, la producción de la Bioplanta de Santa Rosa alcanza los 400 millones semanales, de los cuales 23 millones son enviados para asistir el programa de control de la plaga que se desarrolla en la Patagonia.
Tanto la Patagonia como el Valle de Uco de Mendoza son áreas reconocidas internacionalmente como libres de esta plaga y sostenidas fundamentalmente a través de la liberación de machos esterilizados que interrumpen el ciclo biológico de la de mosca del Mediterráneo.
La técnica del insecto estéril (TIE)
Consiste en la cría masiva, esterilización y posterior liberación al medio ambiente de ejemplares machos esterilizados de mosca del Mediterráneo, los que al cruzarse con hembras fértiles no dejan descendencia. Técnica que a su vez, se complementa con acciones de control químico, cultural y legal.
La complejidad de este método de control implica contar con la estructura y el conocimiento necesario que permita la cría masiva de insectos susceptibles de ser esterilizados. Por ello, para luchar contra la mosca del Mediterráneo, se construyó la Bioplanta de producción de insectos estériles que la Provincia de Mendoza posee en el departamento de Santa Rosa. Esta biofábrica es una de las más importantes a nivel mundial y la primera en América del Sur.
La TIE es biológica por naturaleza, específica a nivel de especies y ecológicamente segura, amigable con el medio ambiente, no tiene un impacto negativo sobre la biodiversidad.
Los insectos estériles pueden ser liberados de forma aérea, inclusive desde grandes alturas, lo que da como resultado una distribución bastante uniforme.