Una de las frases célebres que nos dejó en su legado Mohandas Karamchand Gandhi señala que “la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que sus animales son tratados”. Podemos o no estar de acuerdo con este pensamiento, pero lo cierto es que en las últimas décadas se ha evidenciado un interés creciente por la temática del trato hacia los animales a nivel mundial, lo que se ha visto reflejado en el surgimiento de un nuevo ámbito de estudio científico, el del bienestar animal. Ahora bien, ¿por qué es importante atender al bienestar animal y cómo puede lograrse?
El término bienestar animal designa el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere. Este estado rara vez es constante, pudiendo variar entre comprometido y óptimo a lo largo del tiempo. No es un atributo dado por las personas a los animales, sino una cualidad inherente a los mismos. Sin embargo, las acciones de los humanos pueden predisponer a que los animales logren con mayor o menor facilidad un buen bienestar. Por ello, el cuidado del bienestar animal es una responsabilidad humana que considera sus necesidades físicas y afectivas a lo largo de toda su vida, incluyendo el momento de su muerte. Las buenas prácticas de bienestar animal abordan la prevención y el tratamiento de enfermedades y lesiones; la prevención y atenuación del dolor, el sufrimiento y otros estados afectivos negativos; así como el suministro de dietas y condiciones de vida que satisfagan las necesidades de los animales y se adapten a su naturaleza.
La sociedad actual muestra cada vez más interés por el trato que reciben los animales en general y particularmente, aquellos criados para la producción de alimentos. Los consumidores, por ejemplo, exigen a las marcas mucho más que productos o servicios, buscan transparencia y se interesan por el cuidado del ambiente, el bienestar animal y el bienestar social, entre otras cuestiones. En la esfera pecuaria, muchos ganaderos y productores consideran el buen trato hacia los animales como una parte integrante de las características de calidad de sus productos.
La percepción de los animales como “seres sintientes”, respaldada por la ciencia moderna, presenta un nuevo fundamento al cuidado del bienestar animal. La sintiencia es la capacidad de ser afectado de manera positiva o negativa. No es la mera capacidad de percibir estímulos y reaccionar, como lo haría un artefacto que desarrolla ciertas funciones cuando presionamos un botón. Es la capacidad de tener experiencias y ser consciente.
Asimismo, existen exigencias comerciales que impulsan el bienestar animal. Sin embargo, éste no es simplemente un requisito más a cumplir impuesto por mercados externos e internos, sino que resulta una herramienta adicional para promover la calidad e inocuidad de los productos. En este sentido, el bienestar animal se constituye en un valor esencial que debe cuidarse de manera integral a lo largo de toda la cadena pecuaria, de modo de minimizar los problemas, salvaguardar la inversión y propiciar el desarrollo sostenible de cada actividad, atendiendo además a las demandas de la sociedad.
Otro de los motivos por los que resulta importante contemplar el bienestar animal es que está íntimamente relacionado al bienestar humano y a la salud de los ecosistemas. La mejora del bienestar de los animales en los sistemas de producción de alimentos puede desempeñar una importante función en la mejora del bienestar de las personas. Por un lado, permite un mayor acceso a los alimentos de origen animal e incrementa el rendimiento económico, por el aumento de la productividad pecuaria y la mejora de la eficiencia de los animales de tiro. Además, contribuye al bienestar psicológico y reduce los riesgos para la salud humana, debido a las mejoras en la inocuidad alimentaria y la salud animal. También resulta una herramienta central en la mitigación de la resistencia antimicrobiana. Incluso, puede reportar particulares beneficios a aquellos países con economías menos desarrolladas, gracias a la mejora de la tecnología, el mayor acceso a los mercados y el fomento de la cooperación internacional. Tal es la importancia de este vínculo, que recientemente ha surgido un nuevo ámbito de estudio para apreciar y utilizar los beneficios directos e indirectos del mejoramiento del bienestar animal para el bienestar humano, así como los enlaces con el medioambiente, conocido como “un bienestar”.
Velar por la implementación de las buenas prácticas
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), existen diferentes estrategias destinadas a velar por la implementación de las buenas prácticas de bienestar animal: los códigos voluntarios, a menudo elaborados por las industrias del sector; los programas empresariales; los programas de diferenciación de productos que permiten a los consumidores realizar compras selectivas; el desarrollo y la implementación de normas, y los acuerdos internacionales suscritos por organizaciones intergubernamentales o en virtud de tratados.
Independientemente de las estrategias implementadas, siempre resulta necesario realizar un análisis previo que contemple el escenario local, para determinar qué programas serán más eficaces para promover las buenas prácticas de bienestar animal y de qué manera la ejecución de esos programas podrá beneficiar a los animales, las personas y el ambiente.
En la esfera internacional, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) se encarga de la elaboración de normas sobre bienestar animal, del desarrollo de estrategias de bienestar animal en determinadas regiones por conducto de sus comisiones regionales y del fomento de la investigación a través de sus “centros colaboradores”.
Por otro lado, en la esfera pecuaria nacional, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) es la autoridad responsable de velar por el bienestar animal. Para ello, trabaja en: la creación, implementación y control de normativas; la sensibilización sobre el bienestar animal y la comprensión de su importancia para una producción pecuaria satisfactoria; la capacitación en procedimientos específicos; y la comunicación entre las diferentes organizaciones internacionales, las partes interesadas, los diferentes departamentos gubernamentales, los organismos profesionales y otras áreas que se ocupan del tema.
A tal fin, el Programa de Bienestar Animal del Senasa implementa, desde 2016, la conformación de Grupos de Trabajo por especie animal terrestre de importancia productiva en nuestro país, con el objetivo de contar con espacios de debate y consenso en cuestiones inherentes al bienestar animal.
Recientemente, gracias al trabajo conjunto con los distintos actores del ámbito público y privado, se logró la aprobación de la Resolución Senasa N° 1697 que establece las condiciones de manejo e instalaciones que deben cumplirse en el ámbito pecuario y deportivo, a fin de garantizar el bienestar animal de las especies de producción en todas las etapas hasta la faena inclusive.
El objetivo de esta norma es dar un marco legal general que abarque a todas las especies de producción, para poder avanzar en las exigencias mínimas que otorguen las condiciones adecuadas a los animales en los distintos sistemas productivos. La normativa, que entró en vigencia el día 9 de diciembre, aprueba las exigencias que deben cumplirse relativas al manejo de los animales, la alimentación, la salud, el ambiente y las instalaciones.
Más allá de las obligaciones normativas, todos deberían hacerse responsables de velar por el bienestar animal porque todos se verán beneficiados con su cumplimiento: los animales, las personas y el ecosistema.