Mucho se habla del manejo integrado de adversidades sanitarias, un concepto amplio, paradigmático, que no es fácil poner de práctica y estabilizarlo, pero muy necesario para ciertas circunstancias.
El técnico del INTA de la agencia Corral Bustos, en el sudeste cordobés, Juan Pablo Ioele captó esta instántanea de una situación muy común del campo. Infocampo lo contactó.
Recorriendo un trigal, próximo a cosecha, entre las localidad de Isla Verde y Corral de Bustos, se topó con un cardo chileno (Carduus acanthoides) resistente. “Esta es la zona en donde se encontraron los primeros biotipos con resistencia al glifosato, 2,4-D y ALS, distintas familias químicas de herbicidas. Hace muchos años que venimos luchando contra esta maleza en la zona. Esta planta, sin dudas, soportó la aplicación de todos los herbicidas, los residuales y los hormonales en el ciclo del cultivo”, recuerda Ioele, respecto al video que filmó a fines de noviembre.
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Sin embargo, fue más interesante lo que encontró el técnico cuando miró más de cerca, en el interior de la planta. Además de la resistencia, el cardo se comportó con excelente hospedante alternativo para que centenares de chinches verdes (Nezara viridula) continúen su ciclo biológico, brindando refugio y alimento durante el invierno.
Aunque esta plaga rara vez ataque fuertemente al cultivo de trigo, puede suceder que durante el llenado de granos del cereal dañe a la espiga en formación y afecte el peso de los granos.
Por su parte, este insecto, sí es mucho más dañino en soja, el cultivo siguiente al trigo dentro de la rotación. Aunque el impacto del complejo de chinches es, mayormente, más importante en el período reproductivo de la oleaginosa, la supervivencia de la plaga eleva los riesgos de futuros ataques.