A veces, no hay que darle muchas vueltas a un tema para saber qué pasa en el sector. Con una simple pregunta: ¿Cómo están? se destapa la olla, se levanta la alfombra y se ve rápidamente el vapor que sube y la basura escondida.
Fredy Simone, presidente de la Cámara Bonaerense de Contratistas Rurales (CBCR), y vicepresidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (FACMA) conversó con Infocampo y calificó a la actual gestión como un “fracaso total”.
“Estamos muy mal por todo lo que venimos viviendo con estás políticas que implementó este gobierno. Pensamos que iba a ser un gobierno bueno para nosotros, pero resultó ser un fracaso total porque no apostaron a la inversión. Lo que hicieron con la economía del país es vergonzoso“, detalló Simone.
El argumento principal según el contratista es que “el mayor desafío que tenemos nosotros es invertir para comprar maquinarias, y nos destacamos en sacar créditos para implementar tecnología que mejore la producción y la competitividad. No pudimos hacer nada de eso“.
Y continuó con los problemas del sector: “Nuestras tarifas son en pesos y generalmente el productor nos deja para lo último. Es entendible porque ellos quieren saldar primero sus deudas en dólares, pero al estar pesificados nos tienen sin cuidado”.
Consultado sobre qué se le puede pedir al gobierno entrante para mejorar la situación del sector, Simone explicó que “lo primero que vamos a pedir es diálogo. Que nos conozcan, que sepan lo que hacemos, y después todas las problemáticas de los contratistas, que la verdad son muchas. Desde el momento que tenemos que salir a la ruta sin una Ley de Tránsito clara y actualizada a las maquinarias que hay hoy en día, hasta la pata financiera que es casi inexistente“.
Testimonios
En primera persona, dos contratistas rurales bonaerenses explicaron a Infocampo su situación particular, que refuerzan la coyuntura expuesta por Simone.
Juan Manuel Álvarez (Baradero).
“Presto servicios de cosecha, pulverización, embolsado y extracción de granos. A mí particularmente lo que más me pega es la cosecha. El mayor gasto que tenemos es el gasoil (30% aproximadamente), casi no tenemos margen y nuestro insumos son en dólares. Los pagos por lo general son a más de 30 días que realizamos el trabajo, y después hay que ir a descontar un cheque al banco, que es como ir al usurero del pueblo. Nos cobran tasas desorbitantes”.
“También estamos atados a la falta de créditos blandos, o en pesos y a corto plazo. Los que hay son con un interés muy alto o en dólares, cuando nuestros tarifas son en pesos. Lo que nos complica mucho son los traslados de campo a campo, porque subir a una ruta hoy en día es un peligro, pero no podemos cargar todo un equipo en un carretón para hacer 30 kilómetros de un campo a otro. Falta información que en las épocas de siembra y cosecha el turista tiene que tomar la precaución de cuando ve una maquinaria agrícola en la ruta bajar la velocidad”.
Viviana Galli (Necochea)
“Soy contratista rural de segunda generación y siempre ayudé a mi padre. Mi esposo y mi hijo también son contratistas. Nosotros tenemos que ir cambiando la maquinaria constantemente por pedido del productor agropecuario, porque sino mejorás la tecnología del servicio que ofrecés, te quedás sin trabajo. Te exigen por ejemplo un mapeo de rendimiento, pero no te lo pagan. La tarifa es la misma de siempre y sino te gusta, hay otro y listo“.
“El gran problema de los precios de laboreo está dado entre los mismos contratistas, porque la realidad es que no hay unión, porque siempre hay uno que va y trilla o siembra más barato. Además la financiación es ridícula. Nosotros en el año 2016 cambiamos una cosechadora vieja por una nueva, pero la compramos a un dólar de 13 pesos, y hoy el dólar está casi 70. Pero cuando vamos a trabajar, nos pagan en pesos. No tenemos ingresos en dólares”.
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Según los datos del Censo Nacional Agropecuarios 2018, y sólo por poner un ejemplo, el contratista rural argentino cosecha más del 66% de la soja del país, o sea, dos tercios del principal insumo del complejo exportador más importante de la Argentina.
Pero… de seguir así la situación, y las políticas de los gobiernos provinciales y nacional, no caben dudas que tienen fecha de vencimiento, y aún no los notificaron.