Un grupo de investigadores del CONICET en el Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH), probó con éxito en ratones una vacuna contra el parásito Neospora caninum causante de la neosporosis, una enfermedad infecciosa que se configura como la principal causa de aborto y fallas reproductivas en ganado bovino, lo que provoca importantes pérdidas económicas para el sector ganadero.
Hasta el momento no existe una vacuna contra N. caninum por lo que, en general, en los rodeos se separa a aquellas vacas a las que se sabe infectadas para no ponerlas a preñar.
El primer método de combate que se utilizó es el que utiliza “vacunas vivas”, que se basan en el uso de las cepas menos virulentas del parásito, es decir aquellas que no generan abortos.
La alternativa a esto es lo que los científicos describen como vacunas a subunidad, es decir que no se expone al organismo al parásito completo sino que se le muestran determinadas moléculas que lo componen para que genere la respuesta inmune de memoria.
“Esto tiene como ventaja que no hay peligro de reversión de la enfermedad porque no usamos el parásito completo, pero como contrapartida el efecto de estas vacunas es más bajo”, explicó Valeria Sander, investigadora del CONICET en el INTECH.
Los profesionales del INTECH combinaron este método de vacunas a subunidad con el uso de adyuvantes, es decir compuestos que colaboran para realzar y reforzar la respuesta inmune.
“Formulamos una vacuna que contiene unas proteínas de N. caninum junto a otra de origen vegetal proveniente de una planta modelo (Arabidopsis thaliana), utilizada como adyuvante, y vacunamos hembras de ratones preñadas para testear la respuesta”, detalló Sander.
Los expertos pudieron comprobar que la vacunación con esta mezcla de proteínas es efectiva.
Si bien no varía el número de crías, sí aumenta la sobrevida de los ratones nacidos de madres vacunadas. La carga parasitaria es la misma, pero nacen menos crías infectadas, es decir que de algún modo la vacuna inhibe y reduce la transmisión vertical. Y notamos que hay un incremento de la mortalidad luego del destete, por lo que se entiende que las madres transmiten los anticuerpos mediante la leche.
El próximo paso es testear el desarrollo en vacas, para lo cual ya se encuentran trabajando en colaboración con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Balcarce.
Neospora caninum
Es un parásito de características similares a Toxoplasma gondii, el causante de la toxoplasmosis. A diferencia de este último, que tiene como hospedador definitivo al gato y puede ser transmitido a cualquier animal de sangre caliente incluido el ser humano, el N. caninum tiene como hospedador definitivo al perro, pero no es capaz de infectar a las personas.
No obstante, si bien no tiene importancia a nivel de salud pública, sí es de singular preocupación para el sector ganadero.
Una vez que el parásito se aloja en el interior del animal infectado (en general por la ingesta de agua o pasto con restos de las heces de los perros) se enquista en el sistema nervioso y músculos esqueléticos, para esconderse del sistema inmune. Cuando las vacas (uno de sus hospedadores intermediarios) entran en etapa de preñez, el sistema inmune sufre una serie de modificaciones para aceptar al feto, y el parásito aprovecha ese proceso para salir del quiste y replicarse, provocando una recrudescencia de la enfermedad que genera la muerte fetal, el aborto, o el nacimiento de terneros clínicamente sanos pero con una infección latente.
Las causas que provocan el aborto por neosporosis en vacas no se conocen por completo, pero entre ellas se destaca la pérdida de la integridad de la placenta, el tejido que comparten madre e hijo.
“El feto puede morirse porque el parásito la rompe y entonces deja de recibir la cantidad necesaria de oxígeno y nutrientes. Otra posibilidad es que se dé en la madre una respuesta exacerbada frente a la infección que sea incompatible con la supervivencia del feto. En el caso de que el parásito atraviese la placenta, puede infectar al feto provocando su muerte y el consecuente aborto”, explicó Sander.
Según la profesional, “si el ternero infectado nace, puede o no tener signos de la enfermedad. De darse una infección grave, puede morir ya nacido, aunque lo más frecuente es que sobreviva y el parásito permanezca latente durante toda la vida del animal. Y en el caso de que haya nacido una hembra infectada, al llegar a su propia etapa de preñez replicar el ciclo”.