Según el diario español OKdiario, la relación entre un caballo y un niño puede llegar a ser de una gran complicidad y cariño. Los caballos son animales que se caracterizan por su nobleza y lealtad, por ello no es de extrañar que se lleven tan bien con los más chicos de la casa. Por supuesto, es necesaria la supervisión de un adulto, pero en general la relación que surge entre estos animales y los niños suele ser muy especial.
Una relación especial
Ésta relación caballo-niño puede hacerse tan fuerte que es posible que crezca con el paso de los años. Una de las claves de ello radica en que el caballo es un animal muy sensible, capaz de detectar sentimientos que otras personas o animales no son capaces. Además, el caballo se caracteriza por su gran nobleza y lealtad, lo cual le permite estrechar vínculos con las personas.
Los niños, por su parte, son seres dulces e inocentes. Por ello no es de extrañar que tengan tan buena relación con los animales y en este caso con los caballos. De hecho, está demostrado que los niños que se relacionan de forma regular con los caballos mejoran su capacidad de relacionamiento con su entorno, entre muchos otros beneficios.
Terapia con caballos
La relación entre los caballos y los niños puede llegar a ser tan beneficiosa que hoy en día se utiliza como terapia para diferentes tipos de problemas, incluyendo el autismo. Este tipo de programa terapéutico arroja siempre buenos resultados. Además de que el niño mejora notablemente su tono muscular, fuerza y coordinación, también aumenta su confianza en sí mismo y como resultado mejora su capacidad de relacionarse con su entorno.
Otra de las ventajas de este tipo de terapia con los caballos es el mejoramiento de las habilidades de lenguaje y cognitivas. La razón es que el caballo proporciona de forma completamente natural un entorno amigable de aprendizaje. El vínculo emocional que se desarrolla entre ambos también le permite al niño aprender a valorar los sentimientos para con los demás.
La relación entre los caballos y las personas, en general, suele ser muy buena, pero cuando se trata de niños es aún más especial. Es importante que siempre esté presente un adulto, especialmente un instructor que pueda guiar al niño y al animal a un encuentro seguro y así, poco a poco, crear un vínculo emocional indestructible.