Todo el sector triguero está sorprendido por la aparición inusitada de síntomas de enfermedades foliares y de espiga en varios genotipos, incluso luego de aplicaciones de fungicidas a base de mezclas de diferentes principios activos.
En diversas localidades como Pergamino, Venado Tuerto, Bigand, San Pedro, Chacabuco, Chivilcoy, América, Mar del Sud, Gral Madariaga, Gral Alvarado solo por nombrar algunas, la aparición de manchas foliares aún después de 1-2 aplicaciones de fungicidas fue un denominador común (Foto N°1). Esta “ineficiencia” se viene observando desde hace algunos años atrás, donde los productores informaron sobre fallas de control.
El Ing. Agr. Mg. Francisco Sautua junto con el Ing. Agr. M.Sc. Dr. Marcelo Carmona, realizaron el siguiente trabajo que forma parte del Proyecto UBACYT 20020170100147BA y fue parcialmente subsidiado por la empresa BASF Argentina S. A, con el objeto de dilucidar la etiología de las manchas y la posible pérdida de sensibilidad de los patógenos involucrados a los fungicidas.
Frente a este escenario, se procedió a muestrear plantas representativas de cada lote objeto de sospecha.
Numerosas técnicas de desinfección e incubación fueron llevadas a cabo, arrojando resultados de la esporulación de D. tritici-repentis en síntomas típicos de mancha amarilla.
“En algunas muestras se evidenció la coexistencia con la Mancha de la gluma y del nudo causada por Septoria nodorum (Parastagonospora nodorum)” afirmaron.
Como resultados de los aislamientos, se obtuvieron 91 aislados de los siguientes sitios de la provincia de Buenos Aires: Chacabuco, Chivilcoy, San Pedro, Pergamino, Azul, La colina (Gral La Madrid) Mar del Sud (Gral Alvarado), y Gral Madariaga
Indicaron que “de acuerdo a las características morfológicas se puede concluir que la gran mayoría de ellos correspondían a las características morfológicas típicas descriptas en estudios previos para D. tritici-repentis” (Ellis, 1971) Foto N° 2.
Para obtener aún más certeza en la confirmación de la especie, los fitopatologos secuenciaron los siguientes genes: ITS, gpd, primer específico para Pyrenophora teres f sp maculata (Ptm), toxina A (toxA) y toxina B (toxB).
Con las secuencias de ITS y gpd se realizaron un análisis filogenético de acuerdo con Zhang et al. (2001). Los resultados muestran que todos los aislados testeados se agruparon en el clado (agrupación que contiene un antepasado común y todos los descendientes (vivos y extintos) de ese antepasado) que incluye a D. tritici-repentis. Todos los aislados tuvieron una reacción de PCR negativa al primer específico para Ptm.
A raíz de esto, concluyeron que “todos los aislados testeados corresponden a la especie D. tritici-repentis y todos ellos son productores de la toxina A, pero ninguno posee el gen para la toxina B”.
Confirmación de Resistencia
Para evaluar la sensibilidad a fungicidas, Sautua y Carmona realizaron un ensayo exploratorio de modo de discriminar en forma rápida y como primer paso, entre cepas resistentes y sensibles.
Los 91 aislados fueron sometidos a 100 ug mL-1 de cada molécula Qol (inhibidores de la quinona externa) más frecuentemente usada en Argentina (azoxistrobina, piraclostrobina y trifloxistrobina; 98% degrado técnico), para cuantificar la inhibición del crecimiento micelial. La mayoría (90%) de los aislados creció a 100 ug mL-1, observándose gran variabilidad entre cepas y moléculas Qol (Foto N° 3).
“Es de destacar que la dosis de 100 ug mL-1 es una dosis extremadamente alta que permite separar rápidamente las cepas resistentes de las sensibles”, afirmaron.
Para determinar la presencia o no de mutaciones asociadas a la resistencia a estrobilurinas se secuenció el gen cytb en los 91 aislados bajo estudio.
El estudio molecular demostró que todos los aislados fueron portadores de la mutación G143A, que otorga una fuerte resistencia a las estrobilurinas en general.
Para evaluar la sensibilidad de los Inhibidores de la desmetilacion IDM (triazoles, 98% grado técnico), utilizaron la misma metodología de inhibición de crecimiento micelial, pero utilizando una dosis discriminatoria de 60 ug mL-1.
En este caso se observó el crecimiento de varios aislados en presencia de algunas moléculas triazoles indicando resistencia, mientras que otros principios activos inhibieron el crecimiento en un 100% en todos los aislados (Foto N°4).
Por lo tanto, esta dosis de 60 ug mL-1 es suficiente para discriminar cepas cuando se evalúan triazoles. Debido a que la resistencia a los azoles es un proceso más complejo en el que pueden intervenir diferentes mecanismos moleculares, este trabajo continúa bajo estudio.
CONCLUSIONES
• Este es el primer reporte en América del Sur de la confirmación de la presencia de la mutación G143A en el gen cytb de poblaciones de D. tritici-repentis.
• Asimismo, los fitopatologos de la FAUBA detectaron cepas resistentes a algunos triazoles. Sin embargo, su estudio molecular sigue en progreso.