Una de las tendencias mundiales en el mundo de los alimentos, es que los mismos provengan de un sistema de crianza extensivo, priorizando el bienestar animal y sin intervención de productos químicos (antibióticos, agroquímicos, etc).
Desde Europa aseguran que “podemos ir al mercado y comprar huevos camperos o ecológicos con la convicción que son de mejor calidad, pero esto no quiere decir que hayan sido puestos por gallinas ponedoras saludables”.
La razón, según Foodwatch, es que en el código de los huevos se identifican las condiciones de vida de las gallinas, pero no su estado de salud, pudiendo “ser malo” a pesar de que se trate de gallinas ecológicas.
El diario La República informó que los huevos son identificados por un código de barras cuyo primer número alude a la forma de cría de las gallinas, el número 0 (cero) indica que se trata de huevos de producción ecológica, el 1 lo llevan los huevos que han sido puestos por gallinas camperas, el 2 corresponde a huevos cuyas gallinas han sido criadas en el suelo y el 3 corresponde a los huevos de gallinas criadas en jaulas.
El problema es que los consumidores que quieren huevos de calidad, eligen los que están identificados como camperos o como ecológicos, pero lamentablemente aseguran que la elección no implica que las gallinas ponedoras estén sanas, ya que la salud de las gallinas no es un criterio definido en el código de barras.
En la actualidad dicen que no existe una evaluación sistemática del estado de salud o las normas de salud animal ni en la producción convencional ni en la ecológica.
Varios estudios realizados por expertos de diferentes universidades alemanas concluyen que las aves sufren diferentes enfermedades en las articulaciones, fracturas, infestaciones por gusanos, etc.
Entre otros resultados, se conoce que cuatro de cada 10 huevos han sido puestos por gallinas que tenían fracturas óseas, se asegura también que no existe diferencia entre los huevos de producción convencional y ecológica procedentes de granjas pequeñas y grandes.
“Cierto es que, hablando de las gallinas ponedoras de producción ecológica, las condiciones de mantenimiento son más estrictas, los animales tienen más espacio y más oportunidades de vivir una vida en el marco de un comportamiento natural propio, como el de caminar libremente y picotear sobre la tierra”, indicaron los especialistas.
Pero estos factores no son garantía de que las gallinas hayan tenido una vida saludable, los animales procedentes de la ganadería ecológica sufren enfermedades y dolencias con la misma frecuencia que los animales que se crían en granjas convencionales.
La organización alemana Foodwatch comenta que el factor decisivo para la salud de los animales es, sobre todo, cómo el productor administra su granja, que se preocupe por evitar que los animales enfermen y reaccione rápidamente cuando detecta que un animal sufre algún problema de salud.