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Productores europeos devuelven a las gallinas a su hábitat natural y obtienen muy buenos resultados

En la actualidad, el sistema de producción avícola consiste en galpones y jaulas. Ahora especialistas buscan cambiar el paradigma. Los detalles.

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Desde un reconocido medio español, dieron a conocer la historia de las gallinas y como surgió la idea de ponerlas en producción y comercializar sus huevos.

Indicaron que en Occidente, las gallinas no eran más que una especie carroñera en la granja, que recibía muy poca atención. Recién en el siglo XIX cuando se importaron grandes aves de China, ahí comenzó la verdadera cría de estas con el objetivo de obtener más huevos y carne.

“Entre 1850 y 1900 la gallina experimentó más cambios evolutivos que en toda su existencia como especie, todos ellos destinados a intensificar su capacidad ponedora, si se querían para obtener huevos, o si se querían para obtener carne” informaron desde el medio.

De regreso al bosque

Actualmente la Unión Europea ha legislado y esta en continua búsqueda de proyectos para mejorar el bienestar animal, como por ejemplo poner límites, como el espacio mínimo del que puede disponer una gallina y la prohibición a corto plazo de las jaulas.

Sin embargo, hay quienes creen que no basta con que las gallinas puedan disfrutar del aire libre, sino que además quiere devolverlas a su hábitat original: el bosque.

Massimo Rapella, un productor de 48 años, afirma que se convirtió en criador de pollos por accidente.
Su mujer y él dirigían una ONG educativa en la ciudad de Sandrio, en el norte de Italia, pero cuando estalló la crisis financiera golpeó y el gobierno italiano recortó las empresas sociales, decidieron mudarse a un pueblo prealpino, en la región de Valtelina.

Indicaron que consiguieron algunas gallinas para autoconsumo y pronto notaron algo interesante: a las gallinas les encantaba meterse en los bosques cercanos.

Como cuenta Vittoria Traverso en un reportaje para Atlas Obscura, en vez de limitar sus salidas al bosque, Rapella alentó este comportamiento y vio que, incluso, podía crear un negocio.

Hoy la empresa de Rapella, “Uovo di Selva”, cuenta con 2.100 gallinas, que habitan en “semi libertad”. Es decir, por la noche son encerradas en el gallinero para evitar el ataque de los depredadores, en una parcela de dos hectáreas de bosque de castaños, y durante el día están libres.

A comparación con las gallinas de explotaciones industriales, estas no ponen huevos todos los días, pero aun así “es posible recoger unos 1.300 huevos por jornada, que reparten en 24 horas a sus clientes, unas 400 familias y 40 restaurantes de las provincias de Sondrio y Milanese” detallaron.

Adaptar a las gallinas al que fue hace siglos su hábitat natural “no ha sido un trabajo fácil”, mencionaron. Las primeras gallinas que se adentraron en el bosque estaban completamente perdidas y se asustaban con la nieve, pero poco a poco se fueron a adaptando, comiendo todo lo que encontraban por el suelo.

Para concluir, según Rapella los huevos son más sabrosos que cualquier otro y tienen más proteína, debido a que las gallinas se alimentan en gran parte de insectos.

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