En la editorial de febrero de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), el vicepresidente Daniel Urcía aseguró que los cambios en el mercado ganadero y la situación económica complican a los frigoríficos, principalmente por el incremento en el costo del precio de hacienda (por el notable faltante de ganado para faena), y la suba de los costos de producción.
Compartimos las palabras del vicepresidente, quien prevé “que este año la película no será buena”.
El explosivo aumento del precio del ganado nos impone comenzar analizando el tema. Durante el segundo semestre de 2018 empezamos destacar que aumentaba la participación de hembras en la faena y que el negocio del engorde en corral no era redituable para los titulares de hacienda tras la devaluación que arrancó en marzo y con tasas financieras que resultan imposibles para el negocio ganadero. Por dichos motivos especulábamos en ese momento que podría darse un aumento hacia finales de 2018, lo que comenzó en las fiestas y se terminó de concretar en el arranque del 2019.
Luego del aumento importante de la hacienda a finales de 2015, su precio y por consiguiente el de la carne quedaron estancados y corrieron por detrás de la inflación. Como bien lo venían demostrando los informes de AgroIdeas la única categoría que había tenido mejoras significativas, paradójicamente, era la vaca manufactura.
La realidad económica del país y la sectorial llevó a los ganaderos a seguir produciendo categorías “livianas” (ciclo destete-corral) para consumo interno, principal destino y mercado de mayor consumo para la producción y, consecuencia de la devaluación, sólo unos pocos decidieron apostar a cambiar sus esquemas y pasar a producir un novillo. Esta categoría debido a la escasa rentabilidad y dudas sobre el futuro de la economía local sigue sin recuperar su participación en la faena, que no supera las 3 millones de cabezas anuales.
Producto del atraso en precios, el encierre en corrales produjo pérdidas en las primeras dos rotaciones del año, por lo que para la tercera disminuyó la cantidad de animales y así lo refleja el informe de la Cámara Argentina de Feedlot que hace referencia a una capacidad ocupada similar a la de Enero de 2016 (luego del otro salto de precios), altas tasas de interés, poca receptividad del consumo a convalidar aumentos, todo eso llevó a disminución drástica de la oferta de hacienda terminada en enero lo que impulsó las cotizaciones.
El negocio de la carne es muy cuestionado sobre su transparencia pero tiene una gran virtud indiscutible, la transparencia en la conformación de precios, los economistas lo definen como de competencia perfecta por la cantidad de oferentes y demandantes y, en definitiva, es el Mercado el que produce las correcciones en algún momento.
Con los nuevos precios del mercado y la falta de actualización del dólar el precios precio del novillo de exportación (peso carcasa) medido en dólares ya alcanzó a los de Paraguay, superó a los de Brasil y está por debajo de los que se pagan en Uruguay, según publica FaxCarne el miércoles 13=02, por ende el sector exportador pierde competitividad. Recordemos que se bajaron reintegros y se impusieron retenciones.
Otro capítulo que afecta el precio de la carne es el incremento de los costos industriales como por caso las tasas de Senasa, combustibles en general, salarios y en la otra punta la continua caída del valor de subproductos, todo lo cual lleva a que la ecuación de recupero es negativa para el matarife y tiene que pagar por el servicio de faena, por ende es necesario trasladar al precio de la carne ese costo. Para citar una referencia internacional sobre el precio de cuero solo basta visitar la página de INAC (Uruguay) donde se puede observar que el kilogramo de novillo cotizaba u$s 1,50 en el año 2015 en y en enero de 2019 el kilogramo estaba en u$s 0,24/0,30 centavos. Es decir casi una sexta parte de su valor y recordemos que los costos en Argentina siempre suben.
En este contexto fue cuando dijimos el mes anterior que la foto del 2018 era buena pero la película que viene no tanto. Producto del aumento del ganado y los costos industriales el precio de la carne subió más de un 30% y por ende estamos viendo una caída importante en las faenas y de ventas en las carnicerías. Esta situación incrementa aún más los costos industriales y costos fijos, todos los cuales siguen constante o en aumento pero se prorratean en menor cantidad de kilogramos producidos o vendidos.
En este contexto el Estado sigue sin tomar decisiones, continua con una normativa sobre el peso mínimo de faena que no produce resultados sobre la producción de carnes y en efecto en los últimos 30 años el peso de faena no aumentó) y por el contrario, durante el año pasado le hizo perder al sector criador $1800 millones o casi u$s 50 millones por la diferencia de precios de terneras hembras de invernada versus terneros machos también de invernada, haciendo competir por los últimos al consumo con la exportación. Aún en el hipotético y remoto supuesto de que la medida hubiera generado una revalorización del ternero macho de invernada igual su impacto es nocivo porque con esos terneros se terminan haciendo novillitos para consumo y no novillos. Pero la verdad es que la hembra es menos eficiente, demanda mayor tiempo de permanencia en corrales, tiene menor índice de conversión y por ende es más costosa su producción para llegar a los 320 kg vivos y por ende el Mercado corrige bajándole el precio.
Haciendo una cuenta simple (APB) si ingresamos un ternero macho y una hembra de 180 kg. c/u, el primero demanda 116 días para producir 140 kg. A razón de 1,200 grs./día, mientras que la hembra necesita 200 días para producir los mismos 140 kg., a razón de 0,700 grs./día, para no sobre engrasarse (biológicamente aun así produce mayor cantidad de grasas). Todo esto en un semestre de tasas de interés que superaron el 100%, en algunos casos. Seguir con este peso mínimo de faena es seguir dilapidando recursos, NO HAY PAÍS PRODUCTOR DE CARNES QUE TENGA UNA NORMATIVA SIMILAR. El mayor promedio de faena en otros países y el menor en Argentina podrían resumirse en lo que dijo Bill Clinton, “the economy, stupid”.
Para finalizar dejamos constancia que en el marco de la distribución de cuotas de exportación, caso Estados Unidos o Unión Europea sostendremos el criterio de evitar modelos que generen concentración de cuotas. La OMC alerta que el criterio único de Past Perfomance puede producir concentración de cuotas, creemos que no debiera ser ese el objetivo que persigue el Gobierno que tiene que atenerse a promover el bienestar general como principio constitucional.